Tras cinco meses desde que compró en US$ 1.000 millones el 60% de Cruz Verde, la mayor cadena de farmacias del país, la mexicana Femsa ya está enfocada en aunar el trabajo con el equipo chileno, para encontrar las sinergias que le permitan avanzar en su estrategia dentro del sector.

Así lo relata Enrique González, director de Femsa Comercio Salud, quien dice que parte del objetivo en esta nueva etapa de Cruz Verde, es entregar accesibilidad a medicamentos e impulsar la bioequivalencia a precios convenientes.

Desde esta perspectiva, aborda los planes de expansión de la compañía al resto de la región y los cambios regulatorios impulsados en el sector. Pero también entrega su visión sobre las denominadas farmacias populares, que de a poco se han ido instalando como un actor más de la industria.

¿Cuál será el foco que le darán a la compañía?

Nuestro objetivo fundamental es satisfacer con excelencia al consumidor chileno a través de entregar accesibilidad a medicamentos y productos de higiene, belleza y cuidado personal, impulsar la bioequivalencia a precios convenientes, con calidad en el servicio y atención en nuestras farmacias. Creemos que podemos hacerlo a partir de nuestra experiencia y la excelencia de nuestro equipo humano, habilidades en la distribución y en la producción de medicamentos genéricos y bioequivalentes.

Como Chile será su plataforma regional, ¿están mirando expandirse a otros países de la región?

Además de las más de 640 farmacias Cruz Verde y las más de 150 tiendas de belleza Maicao que operamos en Chile, la cadena cuenta con más de 150 farmacias Cruz Verde en Colombia. Siempre estamos atentos a otras oportunidades de negocio en la región y, adicionalmente, al potencial que pudiera derivarse de acuerdos comerciales, como el de la Alianza del Pacífico.

¿Evalúan recomprar los activos que Cruz Verde vendió en Centroamérica?

La idea de asociarnos a Socofar es poder potenciar nuestro negocio farmacéutico y, en esa línea, tenemos el firme propósito de convertirnos en operadores importantes del negocio farmacéutico en el mercado regional. Por tanto, Centroamérica, por ahora, no está en los planes.

¿Cuáles son los cambios regulatorios que más les preocupan?

Actualmente, son tres los temas a los que estamos prestando mayor atención. El primero, es la Ley de Medicamentos II, que ha generado incertidumbre en los actores del mercado. El segundo, es la prohibición a incentivar la venta de medicamentos, que restará competitividad al mercado, perjudicando al consumidor y desfavoreciendo a los trabajadores. Finalmente, quisiéramos conocer mejor los alcances que tendrá el TPP, ya que sería muy preocupante que pudiese restarle competitividad a la industria farmacéutica nacional, con retraso del ingreso al mercado de nuevos genéricos y bioequivalentes que favorecen directamente la disminución en el gasto familiar en la compra de medicamentos.

Sobre la Ley de Medicamentos II, esta plantea una reforma mayor al sistema sanitario de Chile, dejando sin explicaciones claras temas muy relevantes, como por ejemplo, qué significa la inaccesibilidad a un medicamento o qué quiere decir la reformulación de la bioequivalencia. Se suma, además, que hace apenas un año se dictó la Ley de Medicamentos I, y hoy las reglas cambian nuevamente.

En materia de incentivos variables, esta es la tercera ley que interpreta el Art. 100, desde febrero de 2014, y a nuestro parecer esta normativa va en la dirección contraria, pues resta competitividad al mercado, haciendo perder al consumidor y a los trabajadores que dejan de percibir derechos salariales que ya estaban contemplados en sus remuneraciones.

¿Por qué creen que el TPP podría restar competitividad al sector?

La mayor crítica, dentro de nuestro rubro, tiene que ver con el endurecimiento de las patentes de algunos medicamentos, elevando el tiempo para poder desarrollar producto genérico bioequivalente, lo que no permitiría la entrada de nuevos productos competidores al mercado, teniendo como consecuencia el encarecimiento de algunos medicamentos.

¿Qué les parecen las denominadas farmacias populares?

Nosotros siempre le damos la bienvenida a la competencia; lo único que pedimos es que haya piso parejo para todos. Es decir, que las reglas sean iguales para todos los jugadores, ya que al final del día, nuestros productos llegan a los mismos consumidores: los pacientes chilenos.

Por otro lado, nos parece positivo que la apertura de farmacias populares haya develado la irregular realidad del mercado público y privado de venta de medicamentos, producto de lo cual la Cenabast vende los mismos medicamentos 10, 14 y 19 veces más baratos a las farmacias populares, que lo que se nos venden a nosotros, las farmacias particulares. Aquí se derribó un mito: si los privados pudiéramos comprar a los mismos precios que compra la Cenabast, nuestros clientes se verían beneficiados, porque podríamos traspasar esos valor más bajos.

¿Consideran que los precios en Chile son caros?

Según la consultora IMS Health, Chile es el cuarto país en Latinoamérica con los precios más bajos de medicamentos. El problema es que el precio de gasto de bolsillo es uno de los más altos, incluso de los países de la Ocde. Al compararnos con países vecinos nos encontramos que, en su gran mayoría, subvencionan buena parte del valor de los medicamentos. Por ejemplo, en Argentina el gobierno subvenciona los medicamentos crónicos en cerca de 70%. En Brasil, el tamaño del mercado y su PGB juegan roles importantes. Pero lo más importante es que el precio de salida del medicamento lo fija el productor y ahí nosotros no tenemos nada que hacer. Por eso insistimos en medidas que suban la competitividad entre productos.

Ustedes pidieron al gobierno armar una mesa de trabajo para analizar este tema...

Hemos tenido algunos acercamientos que hasta el momento no se han concretado, pero seguiremos a la espera de ser llamados para ver los mecanismos o formas para hacer nuestro aporte.