La semana pasada, Enrique Iglesias (35) recorría Europa promocionando su nuevo disco, particularmente preocupado de Chile. Y no por la gira sudamericana que prepara para fines de este año o principios del próximo. Lo que tenía inquieto al español era el partido en que su selección definía la clasificación a la segunda ronda del Mundial contra la selección de Bielsa. "Estaba nervioso, necesitábamos un buen resultado y, bueno, al final pasaron los dos. Chile tiene un muy buen equipo; desafortunadamente les tocó el mejor Brasil que he visto", dice al teléfono desde Miami a La Tercera, como parte de la promoción de Euphoria, el álbum que el martes sale a la venta en el mundo, a tres años de Insomniac y a dos de la edición de un "grandes éxitos".

"Tenía muchísimas ganas. Esperé el momento para estar realmente satisfecho con el disco, si no lo estuviera, prefiero no lanzarlo", dice sobre su trabajo, de acento en el pop bailable en las 10 canciones que lo componen, seis de ellas cantadas en español y cuatro en inglés. Una mezcla de idiomas que busca equilibrar su llegada en el público latino que lo conoció hace 15 años, cantando canciones románticas, y el mercado anglo que lo recibió hace seis, en una veta más dance. "Me guío mucho por lo que siento por cada canción; hay algunas que suenan mejor en inglés y otras que suenan mejor en español, pero no lo hago por conquistar un mercado en especial. Me crié en Miami con los dos idiomas, no hablo inglés perfectamente ni tampoco hablo español perfectamente, es porque me crié hablando spanglish".

La dualidad de lenguajes y estilos se manifiesta en los dos sencillos de Euphoria que ya se han encumbrado en los rankings: la dosis dance estilo Black Eyed Peas de I like it, donde colabora el cotizado Pitbull; y el pop de guitarras acústicas y percusiones de Cuando me enamoro, con la inconfundible voz de Juan Luis Guerra. "Siempre quise trabajar con él y no sabía cómo iba a reaccionar al mandarle una canción escrita por ti, una persona que considero de los mejores compositores en español de todos los tiempos. Lo primero que me dijo es que la escucharía y luego decidiría. Fue un honor: si antes era fan, ahora lo soy más todavía", dice de su disco número nueve, que además suma colaboraciones de los raperos Usher y Akon; los reggaetoneros Wisin y Yandel; y Nicole Scherzinger, voz de Pussycat Dolls. De todas ellas, Iglesias, también remarca el aporte de la dupla de Puerto Rico en No me digas que no, otra muestra del pop de bases electrónicas. "Me gusta el reggaeton. Me gusta mucho lo que hace Wisin y Yandel, porque me parece que rompen con los esquemas, están dispuestos a hacer cosas más allá del reggeaton, me gusta mucho la energía que le dieron a mi canción", explica el hombre antes de hablar sobre sus planes para volver a Chile. "Aún no tengo una fecha exacta, pero quiero hacer una gira a finales de año o a más tardar principios del próximo", dice sin descartar que sea el Festival de Viña el escenario de su regreso. ¿Matrimonio? "No, no hay planes", es lo único que dice sobre su mediática relación con la igualmente mediática ex tenista Anna Kournikova.

La nueva apuesta del cantante viene a reforzar tres discos en inglés, que lo han convertido en uno de los símbolos del pop latino de los últimos años. Un logro que lo tiene "disfrutando un poco más" que en sus comienzos. "Es genial lo que ha podido conseguir Shakira, lo que ha hecho Ricky (Martin) en el pasado. Sólo unos pocos latinos han conseguido el nivel de éxito internacional y lo han hecho a lo grande. Es importante en mercado anglo, pero siento que no es más importante que otro. Todos son muy competitivos y tienen el mismo valor".

¿Qué costos tiene abrir nuevos mercados?

El tiempo se divide más y desafortunadamente no es lo mismo ser un artista conocido en tres países a otro que es conocido en todo el mundo. El público tiene que entender que no puedes prestar tanta atención como si fueras conocido en uno o dos países.