Una nueva polémica se desató tras el anuncio de los gobiernos de Reino Unido, Francia e Italia de que enviarán a un grupo de militares para que asesoren a los rebeldes en su campaña contra el régimen de Muammar Gaddafi. Algunos creen que se trataría del primer paso a una intervención terrestre en Libia, mientras otros aseguran que viola la resolución 1973 de la ONU, que autorizó la intervención militar aérea, pero no la presencia de "fuerzas de ocupación extranjeras". Londres comunicó el pasado martes el envío de 20 consejeros militares para que entrenen a la oposición libia. Al otro día, Francia e Italia confirmaron también que enviarán un "pequeño número" de al menos 10 oficiales para asesorar a los rebeldes del Consejo Nacional de Bengasi.

Ante esto, el diario inglés The Guardian publicó ayer en una de sus editoriales que el gobierno británico de David Cameron "está haciendo lo que expresamente dijo que no iba a hacer" en Libia, mientras que el parlamentario liberaldemócrata Menzies Campbell (aliado del gobierno) aseguró en Londres que "la Guerra de Vietnam empezó de la misma manera, con el envío de asesores militares". Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, denunció que el asesoramiento militar a los rebeldes libios incumple la resolución sobre Libia aprobada por la ONU. "Recordemos el envío de instructores a otros países y que posteriormente fueron enviados soldados", agregó.

Naciones Unidas también mostró sus reparos ante la iniciativa de los tres países. Mediante la secretaria general para Asuntos Humanitarios del organismo, Valerie Amos, advirtió que se podría generar una confusión entre estas operaciones de entrenamiento y la entrega de ayuda humanitaria. "Tenemos que ser extremadamente cuidadosos con eso y asegurarnos de que no se confundan", dijo Amos a la cadena británica BBC.

Por otro lado, el general francés Loup Francart, especialista en la gestión de crisis internacionales, defendió el plan de entrenar a los sublevados libios asegurando que "si la misión es sólo para ayudar a la protección de los civiles, la presencia de esas fuerzas especiales es lógica y no viola la resolución 1973 de la ONU", explicó al diario Le Monde.

Como persisten las dudas, Roma, Londres y París han argumentado que en ningún caso esto se trata de un despliegue militar. El portavoz del gobierno francés, François Baroin, aseguró que no existe intención de enviar tropas al país norafricano más que para ofrecer entrenamiento a los opositores, reiterando su rechazo al despliegue de fuerzas terrestres en Libia. Mientras, el ministro de Defensa italiano subrayó que esa es "una hipótesis no factible". "Ni siquiera los rebeldes se la plantean, porque no quieren que se les acuse de haber hecho entrar a los 'cruzados' en su territorio", afirmó Ignazio La Russa.

Otro que cree en un ataque terrestre es Gaddafi. Según anunció ayer su portavoz, Musa Ibrahim, el régimen comenzó a entregar armas a la población civil para combatir una posible invasión por tierra de la OTAN.