Señor director:
Quiero hacer un llamado a las autoridades municipales para que tomen medidas y fiscalicen con mayor rigurosidad la situación que se da en las calles más concurridas de Santiago.
Son cada día más los estacionadores ilegales que se adueñan de avenidas y calles cobrando tarifas excesivas, sin brindar el mismo resguardo y seguridad por lo que se paga en los estacionamientos concesionados. ¿Por qué permitimos que ocurra algo así? La respuesta es sencilla. El hecho de no pagar lo que exigen significa la posibilidad de encontrarnos con un auto rayado, con ruedas desinfladas o, en los peores casos, con algún accesorio del vehículo menos.
Estas personas incurren en una falta a  la Ley de Tránsito por estacionar autos sin tener permiso, pero en el mejor de los casos, sólo se les puede sancionar con una multa. Todos comprendemos que este es un trabajo rentable para los que lo necesitan, pero como cualquier otro trabajo, debiese ser regulado y fiscalizado correctamente, más aún si se manifiestan este tipo de abusos en la mayoría de los lugares en que se realiza.
María José Ariztía Larraín