En 2007, la sicóloga de la U. de California en San Diego, Laura Mickes, se topó con un artículo de la revista Vanity Fair, que se titulaba "¿Por qué las mujeres no son divertidas?". La nota no le provocó ninguna gracia.

"El estereotipo de que los hombres son más divertidos siempre me ha desconcertado, porque según mi experiencia e intuición, somos igualmente divertidas", dijo Mickes en un comunicado de su universidad.

Y su intuición no le falló. Decidida a demostrar que el género femenino puede ser tan gracioso que su opuesto, la sicóloga inició un estudio que concluyó que las mujeres son levemente menos divertidas que los hombres, una diferencia tan mínima como el "empate técnico" de las encuestas políticas.

Sin embargo, dice la investigadora, "lo divertido es que quienes encontraron más graciosos a los hombres fueron… los hombres", dijo a La Tercera.

Para su investigación, Mickes realizó un experimento con 34 hombres y 47 mujeres, a quienes les mostró algunos cómics del diario The New Yorker, a los que debían inventarle un título. La única instrucción era que fueran lo más divertidos posibles. Los voluntarios luego debieron elegir los más graciosos, sin saber el sexo del autor. Los ganadores fueron los hombres, pero por un estrecho margen. Apenas 0,11 puntos en una escala máxima de cinco puntos.

En una segunda fase del experimento, los participantes debían determinar de qué sexo eran los autores de los títulos. Los hombres sindicaron a las mujeres como las autoras de los más fomes y los más graciosos eran obra masculina, lo que el ejercicio anterior ya había rotulado como un prejuicio.

Ya el 90% de los voluntarios había admitido antes del experimento que los hombres son más graciosos que las mujeres.

¿Por qué? "Es probable que se deba a que los hombres ven más oportunidades de ser graciosos y las aprovechan. Ellos lo intentan con más frecuencia. De hecho, el editor humorístico de la revista The New Yorker, que nos facilitó las tiras cómicas, Roger Ebert, explica que en sus concursos de humor más hombres ganan el primer lugar, pero porque participan más hombres", explicó Nicholas Christenfeld, otro de los autores del estudio.

Sesgo de memoria

"Creo que los resultados sugieren que pensar que los hombres son mucho más graciosos nos hace verlos como más divertidos", dice Mickes. "Muchos de los estereotipos pueden funcionar de esa manera -que los expetos llaman sesgo de memoria-. Estamos llevando a cabo experimentos en los que estamos midiendo más aspectos de por qué los hombres parecen tener alguna ventaja en el humor", agrega.

Ahora, la experta está decidida a realizar una segunda investigación para determinar cómo a través del tiempo se ha establecido el estereotipo de los que los hombres son más graciosos que las mujeres.