El Ritalin, cuyo factor activo es el compuesto metilfenidato, fue creado en los años 40. Pero ha sido en los últimos 20 años que se ha disparado su uso en el mundo. Sólo en EE.UU., un 11% de los niños entre cuatro y 17 años está diagnosticado con déficit atencional con hiperactividad (en el mundo es un 5%), y más de la mitad toma Ritalin o alguno de los más de 30 fármacos que tienen su compuesto activo.
Y aunque diversos estudios han revelado sus múltiples efectos secundarios, su uso se masifica por los beneficios que podría acarrear en el ámbito escolar: lograr niños quietos y concentrados, aunque esto nunca se ha probado en un estudio de largo aliento.
Ahora, una investigación realizada por las universidades de Princeton, Toronto y Cornell a más de 15 mil niños de Quebec, a los que siguieron por 14 años, muestra exactamente lo contrario. Los resultados arrojan que los niños que lo usaban y que exhibían los síntomas más agudos del síndrome fueron más propensos a quedarse atrás en la escuela, repetir de curso y tener una puntuación inferior en matemáticas en el corto plazo. A largo plazo, los niños seguían lidiando con las matemáticas y eran más propensos a abandonar la escuela, mientras que las niñas tenían mayor predisposición a ser diagnosticadas con un trastorno sicológico.
Janet Currie, economista de la U. de Princeton y autora principal del estudio, dijo a La Tercera que si bien su estudio no prueba que el Ritalin no pueda ayudar a los niños a mejorar en la escuela, sí revela que en un gran número de niños que lo usaron en Quebec no tuvo efectos positivos.
¿Por qué? Una respuesta es que el fármaco pueda no tener los resultados esperados a largo plazo. Pero los autores creen que también podría deberse a que el medicamento termina convirtiéndose "en un sustituto de otro tipo de intervenciones cognitivas y conductuales que podrían ser necesarias para ayudar al niño a aprender." Es decir que, una vez quietos, los padres y profesores le entreguen todo el trabajo al medicamento y se olviden de darles a los niños la ayuda adicional que necesitan.
Niñas más infelices
Los estudios han revelado que los niños con déficit atencional tienen resultados académicos más bajos que otros (incluyendo a sus propios hermanos), y es más probable que tengan que ser ubicados en escuelas especiales o repitan de curso.
Pero a la par de esos resultados, otros han mostrado los efectos secundarios del fármaco, que incluyen riesgo cardiovascular, pérdida de apetito, insomnio, dolor de cabeza y estómago, y cambios de humor, incluyendo ansiedad y depresión.
Como se desconocen los efectos a largo plazo del fármaco, existe una controversia mundial sobre si los beneficios para los niños son más que sus efectos secundarios.
En el estudio -que analizó el aumento del uso de Ritalin en Quebec tras una norma que liberó el uso de fármacos en esa ciudad- los expertos no sólo no encontraron evidencia de que su consumo mejorara el rendimiento escolar. También se asoció a un aumento de la infelicidad en 24% y el deterioro en las relaciones con los padres, especialmente en las niñas, quienes también mostraron un incremento en la ansiedad y la depresión. "Se sabe que la ansiedad y la depresión son posibles efectos secundarios de los medicamentos estimulantes, por lo que no es tan sorprendente ver un efecto en este resultado", dice Currie. Aunque sí preocupante. Como que cualquier médico pueda recetar este fármaco, afirman.