Carlos fue sorprendido por su jefe chateando. Aunque esperaba una reprimenda, se vio algo sorprendido con la reacción de su superior, quien al acercarse a su computador sólo le murmuró: "Sigue trabajando así de duro, que llegarás muy lejos". Técnicamente, el sarcasmo es una crítica indirecta, mordaz, que busca darles una interpretación contraria a las cosas o simplemente manifestar desagrado. Normalmente, es visto como un desprecio.
Pero un estudio realizado por la U. Bar-Ilan de Israel encontró que el sarcasmo de un superior o un colega en el trabajo, lejos de generar un mal ambiente laboral, mejora el compromiso del equipo. Según los investigadores israelitas, el sarcasmo funciona mejor que el tradicional reto, que sólo produce que los trabajadores saquen su labor adelante. En cambio, los que reciben un sarcasmo, producen soluciones más creativas.
El equipo, que ya había advertido en un estudio previo las bondades del sarcasmo, quisieron ahondar en sus conclusiones preliminares y volvieron a poner a prueba su tesis.
Para ello, les pidieron a 375 estudiantes que se imaginaran que trabajaban en el call center de una empresa de servicios.
A un tercio de los voluntarios se les hizo escuchar a clientes muy enojados, a otro tercio, a clientes neutrales, y el resto recibió llamadas con una alta carga sarcástica, del tipo: "Tu empresa corre como una tortuga".
Tras el experimento telefónico, los estudiantes debieron realizar algunas tareas analíticas sencillas y otras creativas. Los que habían bregado con clientes hostiles, realizaron bien las tareas sencillas, pero los que recibieron el sarcasmo fueron visiblemente más eficientes en los desafíos creativos.
Según los expertos, bajo amenaza, la gente sólo se concentra en resolver el problema. Tienden a adoptar una "política de prevención". No logran concentrarse "en la información detallada y sistemática, sino sólo en criterios generales al adoptar una decisión". El objetivo es resolver el problema inmediato y evitar futuros estallidos.
Los investigadores especularon que la ira hace que las personas adopten un enfoque estrecho de preocupaciones inmediatas para evitar más sufrimiento.
Menos amenazante
En cambio, con el sarcasmo, la furia se hace menos amenazante, menos evidente. Sostienen que el humor irónico permite averiguar la verdadera intención del orador, lo que genera un pensamiento abierto, lateral, en definitiva, más creativo.
El sarcasmo permite procesar dos realidades a la vez: el enojo del jefe o el compañero, pero, además, la razón de fondo de éste, y esta dualidad es la que genera respuestas más creativas.