Del peso económico de la cultura en el país se sabe poco, pero una medición reciente da luces sobre su creciente importancia. Por ejemplo, que en los últimos cuatro años ha representado cerca de 1,6% del PIB, y que la facturación de las empresas del área -que considera ventas de tickets en salas de cine, teatro y conciertos, obras de arte, editoriales y otras actividades- alcanzó a unos US$ 9.902 millones en 2010, lejos de los US$ 6.570 millones con que cerró 2006.

Esa es parte de la radiografía contenida en la "Cuenta Satélite de Cultura 2011", un informe elaborado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que muestra la trayectoria de la industria entre 2006 y 2010, y que será lanzado en octubre. El reporte se enmarca dentro del trabajo que vienen realizando los países de la Ocde y algunas naciones de América Latina, como Argentina y Colombia, "lo que da cuenta de su utilidad como método de análisis y generación de información", dice el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke.

De acuerdo con el estudio, el sector está compuesto por 15 subáreas, como la audiovisual -cine y video-, televisión, artes escénicas -incluidos danza, teatro y circo-, artes visuales, fotografía, artesanía, libros y publicaciones periódicas, música, radio, medios informáticos, educación e investigación en cultura, arquitectura, diseño, publicidad y patrimonio, incluidos archivos, bibliotecas, bienes y sitios patrimoniales y museos.

Con un peso en el PIB incluso algo mayor al que tiene la actividad de restoranes y hoteles (1,3% del PIB), al analizar las ventas por sector cultural se aprecia que en 2010 más del 50% corresponde al área editorial. Otro segmento relevante es la publicidad (16%), medios informáticos (8,1%) y televisión (7%).

"En pesos corrientes, se observa que mientras hay algunos sectores, como las artes escénicas y la fabricación de insumos y música, todos con aumentos superiores al 90% de su facturación, otros como televisión y fotografía disminuyeron en rangos cercanos al 7% y 24%, respectivamente", sostiene el reporte.

Por otra parte, en el período que abarca el estudio las actividades que más aumentaron, en cuanto a valor agregado, fueron las editoriales y las firmas asociadas al comercio directo de bienes culturales, como el comercio de libros, publicaciones periódicas, artesanías, software y artículos fotográficos. Esto respondería al aumento del consumo directo de hogares y a que "la industria cultural estaría siendo también integrada por firmas de rubros diferentes, que ven un potencial de apoyo para la puesta en valor de sus productos, en especial la comercialización y difusión asociados, por ejemplo, al diseño y a la publicidad", añade.

Más empresas micro

El reporte del Consejo de la Cultura señala que el número de compañías asociadas a la cultura evolucionó en un porcentaje cercano al 8% en los últimos cuatro años, de 29.352 empresas en 2006 a 31.821 firmas en 2010. Esta última cifra representa el 3,4% del universo de 931.926 sociedades que, a esa fecha, había en Chile. En la medición se consideró el "número de empresas y otros contribuyentes no empresas registrados en el Servicio de Impuestos Internos (SII), bajo códigos de actividad considerados dentro del sector cultural en Chile", aclara Alejandra Aspillaga, ingeniero industrial a cargo de la elaboración de la Cuenta Satélite de Cultura. En general, explica, del universo de entidades culturales el 71% corresponde a microempresas; es decir, aquellas con ventas entre 0,01 UF a 2.400 UF, según lo que define el SII.

Por sector, la publicidad es la actividad que tiene más compañías, con 6.005, seguida del área editorial (5.900), artesanías (5.315) y medios informáticos (4.638). Los menos representativos, en cambio, en función del número de empresas, son patrimonio (106), artes escénicas (309) y artes visuales (462).

El peso en el empleo

En cuanto al peso específico del sector en el empleo del país, "el total de personas ocupadas en oficios culturales suman 382.493, que correspondería a una cifra cercana al 6% respecto a los ocupados a nivel nacional", indica el estudio. Un dato relevante es que los trabajadores del área tenderían, en promedio, a operar más con el formato de actividad de segunda categoría o boleta de honorarios. "Mientras el 6,1% de los trabajadores nacionales declara trabajar bajo el concepto boleta de honorarios, en cultura el valor alcanzaría el 14,7%", señala la medición.