Una polera y unos jeans cortados a la altura de la rodilla era todo lo que Evander Holyfield llevaba cuando aterrizó en Buenos Aires. No se esperaba esa brisa helada que corre por estos días en la capital argentina. "Pensaba que venía al trópico", confidencia un integrante de la comitiva que lo recibió en Ezeiza.
Su primera actividad fue comprarse una chaqueta, un trámite que se alargó inesperadamente, pues muchas personas lo reconocieron y quisieron un autógrafo o una foto con uno de los mejores peleadores de la historia.
Muchos ignoran que Holyfield todavía sigue activo, que es campeón de pesos pesados de la Federación Mundial de Boxeo (WBF) y que lleva dos luchas este año. El se encarga de recordarlo. "Voy a ser campeón indiscutido del mundo una vez más", repite cada vez que tiene ocasión, enviando un mensaje a los hermanos Klitschko, de Ucrania, y al inglés David Haye, quienes ostentan los cinturones más importantes de la categoría.
Aunque ninguno lo ha tomado muy en serio. "La edad no tiene nada que ver con la capacidad de boxear", argumenta el nacido en Alabama.
Esta lección se la enseñó George Foreman, hace 20 años, precisamente la primera lucha transmitida por Combate Space, el espacio que invitó a Holyfield a Argentina.
¿Qué recuerda de esa pelea con Foreman en 1991?
No estaba feliz, porque yo quería pelear con Mike Tyson. Todos decían que George era un anciano. Yo tenía 29 años y él, 42. Mi mánager me convenció de que podía ganar mucho dinero en las dos peleas: US$ 20 millones contra Foreman y, después, otros US$ 30 millones contra Tyson. Al final, fue una pelea pareja. Ahora yo soy el viejo y espero que alguno de los campeones me dé una oportunidad por un título grande.
¿Cuál fue el momento más importante de su carrera y sus mayores rivales?
Lo mejor fue ganarle a Mike Tyson la primera vez que nos enfrentamos, en 1996. Junto a Lennox Lewis y Riddick Bowe son los mejores luchadores que enfrenté, aunque el que pegaba más fuerte era Foreman. Igualmente creo que todo era más difícil a nivel amateur, porque había decisiones localistas y era muy frustrante. Estuve cerca de retirarme un par de veces, pero mi mamá, Annie, y mi entrenador, Carter Morgan, me convencieron de que iba a ser el mejor. "No llores y no busques excusas", me decían.
Tyson ahora está en un programa de baile en Argentina. ¿Cómo es su relación con él después del famoso episodio de la mordida en su segunda pelea de 1997?
Escuché que estaba bailando por aquí. No tenemos problemas. A Mike lo conozco desde hace mucho tiempo, estábamos juntos en el equipo olímpico desde 1984, y yo era el único que no le tenía miedo. La verdad es que los dos estábamos un poco locos. No hay resentimientos entre nosotros.
¿Lo perdonó por morderle la oreja?
Yo también mordía a mis hermanos grandes cuando era niño (es el menor de nueve hijos), como una señal de frustración por no poder vencerlos. Lo de Mike fue parecido, así que lo entiendo. Unos meses después de esa pelea nos encontramos en el ascensor de un hotel. Mike quedó desencajado. Después me preguntó "¿Estamos bien?" y yo le dije que sí. Cuando salimos, un tipo nos vio y preguntó por qué no peleábamos. Después de ganar US$ 50 millones entre los dos, no íbamos a pelear gratis en el lobby de un hotel…
¿Qué tanto lo marcó su rivalidad con Tyson?
En mi época, él fue el tipo que abrió el camino para ganar grandes bolsas de dinero y demostró que siendo un poco más pequeño se podía vencer a los gigantes; eso me incentivó a pasar de pesos medianos a peso completo. "Si Mike puede, yo también", pensaba. El fue como (Muhammad) Ali para nuestra generación y hay que darle crédito por eso.
Holyfield se disculpa y aclara que de Chile sólo sabe "lo que me enseñaron en el colegio", pero dice, cortésmente, que le gustaría visitarlo algún día.
Con el mismo protocolo y con una pícara sonrisa, antes había contestado a la prensa argentina que "Lionel Messi es el mejor futbolista del mundo". Sabe del negocio el estadounidense. "Mi mamá me enseñó a no ser payaso y a recibir atención de la buena. Yo protejo mi marca", remata el veterano boxeador, que se marcha hoy de Buenos Aires, sólo unas horas antes de que su amigo Mike Tyson regrese a bailar en el famoso programa de Marcelo Tinelli.