El ex Presidente sudafricano, Frederik De Klerk, quien fue compañero de Nelson Mandela en el desmantelamiento del régimen de la minoría blanca y que condujo en paz a las pimeras elecciones democráticas en 1994, fue entrevistado por la cadena CNN tras conocerse la muerte del primer gobernante negro de Sudáfrica, ocasión en la que afirmó que era "un día triste, un momento triste, pero es bueno volver a escuchar su voz". De Klerk compartió el Premio Nobel de La Paz 1993 con Mandela.

¿Qué siente en este momento más allá de la tristeza? ¿Qué puede decir acerca del hombre que se transformó en su compañero, en circunstancias extremadamente difíciles, para transformar su país?

El mayor legado de Nelson Mandela fue su compromiso con la reconciliación, su notable falta de amargura y la forma en la que no sólo habló de reconciliación, sino que hizo posible la reconciliación en Sudáfrica. Fue un hombre notable y Sudáfrica, a pesar de las diferencias políticas, está unida hoy de luto por este hombre genial y especial.

Cuando usted conoció a Mandela, él lo llamó desde la cárcel. ¿Por qué hizo eso? ¿Qué pensaba de él cuando entró en su presencia?

Esa primera reunión fue sólo para tener una idea del otro, porque entonces ya había negociaciones. Estaba claro que sería liberado. Ninguna fecha fue fijada, ningún anuncio concreto fue hecho. Eran conversaciones sobre conversaciones, donde se discutía la posibilidad de una negociación, no se hablaba de problemas reales que podrían negociarse más adelante. Diría que hubo una inmediata chispa entre los dos y a pesar de los muchos traspiés que tuvimos más adelante, siempre lo respeté y siempre me gustó como persona. Era una persona magnánima, una persona compasiva. No sólo era un hombre con visión, no sólo era un gran líder, sino también era un hombre muy humano.

¿Qué sintió cuando lo vio por primera vez? ¿Qué aspecto tenía?

Yo estudié mucho sobre él y me informaron aquellos que estaban hablando con él mientras estaba en prisión, pero me impresionó enormemente. Era más alto de lo que esperaba. Miraba directamente a los ojos. Sabía escuchar muy bien. Inmediatamente pude ver que él tenía un enfoque analítico de las discusiones, lo que me gustó mucho. Me impresioné mucho con él en esa primera reunión.

Y sus allegados dijeron que a lo largo del tiempo que pasó en la cárcel, él aprendió a entender la mentalidad del hombre blanco. El hablaba afrikans.

Es absolutamente cierto. Al final, no habríamos tenido esas exitosas negociaciones si ambos lados no hubiesemos tenido una actitud de comprender las preocupaciones del interlocutor y hacer un esfuerzo para dar cabida a esas preocupaciones. Eso lo hizo de una manera maravillosa, acogiendo las preocupaciones de mi sector, y también por nuestra parte intentamos entender sus preocupaciones y del CNA (el partido de Mandela) y dar cabida a esas preocupaciones. Todo eso dio lugar a un compromiso notable a través de un proceso de dar y tomar.

Eso se vio en el compromiso continuo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, donde una mayoría que en vez de pedir justicia, pudo pedir sangre. Nelson Mandela dijo no, dijo que vamos a tener una comisión de verdad y reconciliación. ¿Eso lo impresionó, elegir el camino que no pasaba por la venganza?

Absolutamente. Como dije antes, no hay duda que su mayor legado fue su énfasis en la reconciliación. Su énfasis fue decir que Sudáfrica es para toda su gente, blancos y negros, y que todos los sudafricanos deben sentirse como en casa. Fue un gran unificador y un hombre muy, muy especial en este sentido, más allá de todo lo otro que hizo.