Tres veces, Cristián (16) ha llegado a su casa, en Peñalolén, con piercings. Primero fue en la nariz, luego en el cartílago de su oreja y últimamente, en la lengua. Karina Palma, su madre, alega: "Nunca sabemos dónde se los hace. El simplemente llega con ellos, no dice nada y esto le trae problemas en el colegio, donde dicen que lo van a echar por mala presentación. Ya parece arbolito de Pascua", dice. Su preocupación no es meramente estética. Sabe que una infección puede traerle problemas de salud a su hijo, algo que ya le ha pasado con dos de los tres piercing que se puso.
Lo que Karina no tenía idea es que un decreto sanitario (nº 304) en Chile prohíbe realizar piercing a menores de 18 años sin el consentimiento de sus padres o la presencia de ellos durante el procedimiento, una norma que recién fue aprobada en Nueva York, generando polémica entre los jóvenes. La razón: las complicaciones que puede generar un procedimiento de este tipo sin las medidas de esterilización adecuadas, que van desde queloides, infecciones a contagio de hepatitis C y VIH.
Desconocimiento
El problema es que la mayoría de los padres desconoce la existencia de esa normativa, y el aumento de las consultas por infecciones en las clínicas da cuenta de que varios locales no cumplen con ella.
Luisa González, jefa de profesiones médicas y farmacias de la Seremi de Salud Metropolitana, dice que "si bien existe una fiscalización, ésta se hace previa denuncia, por lo que aún quedan locales sin ser verificados". Pese a eso, las denuncias han aumentado: si en 2011 hubo cuatro, este año ya van siete.
Las consultas médicas también van al alza. Llamil Kauak, cirujano plástico de Clínica Las Condes, dice que son habituales los casos de adolescentes con problemas por piercings en lugares como nariz, oreja, lengua, ombligo y mamas. "Los riesgos son que -al momento de perforarse- la persona que coloca el piercing no tome precauciones sanitarias, lo que puede producir hepatitis C o infecciones bacterianas en la piel", señala Kauak, quien agrega que los casos de este tipo aumentan un 10% cada año.
Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María, confirma el alza. La mayoría, dice, por infecciones a la piel por estafilococos y queloides (crecimiento excesivo de las cicatrices que necesitan de extirpación quirúrgica). "Durante las primeras 72 horas se manifiestan las infecciones y en un mes, los queloides", explica.
Soledad Aspillaga, dermatóloga de Clínica Alemana, sostiene que el tema no es menor, ya que en las infecciones que se producen en el sector de la nariz, por ejemplo, se corre el riesgo de que se agranden y pasen a otros tejidos de la cabeza, como el cerebro.
Un reciente estudio de la U. Northwestern de Chicago , reveló que el 20% de los chicos que se colocan piercing tienen complicaciones, como infecciones y sangrados locales. Según otro estudio de la U. Rey Juan Carlos de Madrid, el 72% de quienes tienen piercing orales tienen algún problema posterior a la intervención: un 35% sufre inflamación; el 18%, dolor; el 15%, dificultad para hablar y masticar; un 5%, alteración del gusto; el 4% sangrado, y 1%, alergia.
Luisa González, de la Seremi de Salud, asegura que es crucial verificar las condiciones sanitarias de los locales y contar con la supervisión o autorización de un adulto responsable cuando el cliente es un adolescente. Lo más importante: que quien coloca el piercing esté capacitado técnicamente para hacerlo , que cuente con conocimientos mínimos de primeros auxilios y que el local tenga lavamanos con agua corriente y un debido trato de los cortopunzantes (esterilización).