Nueve años pasaron desde la última travesía del expedicionario español Kitín Muñoz, conocido por sus largos viajes a bordo de naves de totora que intentaban recrear posibles rutas marítimas utilizadas por pueblos antiguos y que tuvieron a Chile como protagonista directo de sus aventuras.

Ni el tiempo transcurrido ni los desaciertos de sus viajes anteriores parecen haberlo amilanado: el navegante prepara una nueva aventura que, aunque será realizada muy lejos del país, involucra directamente a profesionales nacionales en la construcción de su nueva embarcación.

Ahora Muñoz cruzará el Atlántico, en una expedición que pretende unir Marruecos con la costa de Florida, en Estados Unidos. Para ello reconstruirá una nueva versión de la Mata-Rangi, la nave que lo hizo conocido en sus anteriores viajes.

Es precisamente ese el vínculo con Chile. El español visitará a mediados de mes el país para afinar los detalles de la construcción de la balsa.

Esto, porque la empresa chilena Winecke -del empresario Wolfgang Schulze- será la encargada de diseñar el velamen de la embarcación. Asimismo, el diseñador industrial y docente de la Universidad de Valparaíso, Juan Ciorba, será el responsable de construir los mástiles de la nave.

Mástiles de ciprés

El acuerdo entre Muñoz -embajador de Buena Voluntad de la Unesco desde 1997- y los profesionales locales se gestó el año pasado. Schulze conoció al español en Isla de Pascua, cuando se construía la primera de las Mata-Rangi.

La pasión de ambos por la navegación generó un lazo. Shulze, que acostumbra a participar en regatas de veleros, ha realizado viajes en Sudamérica en compañía de su amigo Ciorba, quien también construye embarcaciones. "Un viernes de noviembre del año pasado Wolfgang me llamó a su oficina. Y ahí me pasó el teléfono, con la sorpresa de que Kitín Muñoz estaba del otro lado. Yo no sabía nada aún, pero ellos ya tenían todo conversado", cuenta el docente.

Ciorba desconoce los detalles de la travesía, pero ya trabaja en el diseño de la estructura que se posará sobre la balsa de totora, que como en las ocasiones anteriores se propulsa con las velas. "Vamos a prefabricarla acá y mandarla al lugar donde Muñoz va a trabajar. Será algo similar a las antiguas Mata-Rangi. A mí me toca diseñar parte de la construcción, que en el fondo son los mástiles. Wolfgang se encargará de las velas", explica Ciorba.

No es lo único. El armazón de los mástiles se fabricará con madera de ciprés extraído de bosques de la Novena Región.

"Hay una empresa que participará en este proyecto con la donación de la madera. Son casi 3.800 euros en madera de ciprés", señala el profesional.

Ahora resta la llegada de Muñoz -quien está casado con la princesa Kalina de Bulgaria y tiene buenas relaciones con la Corona española- para presentar en el país un libro sobre su nueva travesía y afinar los detalles restantes, como la fecha de inicio del viaje.

De lo poco que se sabe, es que Muñoz armará la balsa en un campamento ubicado en Tarfaya, Marruecos, país desde donde zarpará y que lo apoya en su proyecto.

La totora para la nave será extraída de la ribera del lago Titicaca, en Bolivia.