Un saldo de 39 muertos, 86 heridos de distinta gravedad, 209 casas y 11 locales comerciales destruidos dejó la explosión de la refinería Amuay, perteneciente al complejo de Paraguaná, el más importante de Venezuela, en el estado de Falcón. De los fallecidos, 18 son efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), cuyo cuartel se encuentra emplazado en la refinería; 15 son civiles, la mayoría familiares de los guardias, (...) y hay seis cadáveres por identificar", informó el vicepresidente, Elías Jaua.
A través de una llamada telefónica difundida por la televisora estatal, el Presidente venezolano, Hugo Chávez, lamentó el accidente y ordenó una investigación para aclarar sus causas. Además, dispuso tres días de duelo nacional. "Debemos sobreponernos a esta tragedia (…). Quiero transmitir a los familiares de las víctimas todo el dolor, el pesar del gobierno", dijo.
El ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, también presidente de la petrolera estatal PDVSA, informó que la explosión en la planta se habría producido a raíz de una fuga de gas, que generó una onda expansiva, cuyo efecto fue la aparición de varios focos de incendio en nueve tanques de la refinería y en las áreas circundantes. "Hay daños apreciables en alguna infraestructura y viviendas que estaban frente a la refinería", agregó el ministro.
En tanto, Elías Jaua dijo que se instaló un puesto de comando en el lugar para "garantizar la atención adecuada a los heridos, la atención a los familiares de las víctimas y la atención de toda la población en general en cuanto a abastecimiento".
A las pocas horas de la explosión, el aeropuerto de la ciudad Punto Fijo suspendió sus operaciones debido a que la columna de humo que se levantó en la zona impedía la visibilidad en las maniobras de despegue y aterrizaje, según informó el director de ese aeropuerto.
Tras recorrer las instalaciones, cuando los efectivos de Bomberos lograron controlar los focos de incendio, la gobernadora de Falcón, Stella Lugo, dijo que no hay riesgo de que haya nuevas explosiones en la factoría.
Las operaciones de esta planta que genera 645 mil barriles diarios fueron paralizadas inmediatamente después de ocurrido el accidente y, según el ministro Ramírez, las labores deberían reanudarse en un plazo de al menos dos días. Agregó que la empresa buscará conformar una red de almacenamiento de crudo flotante en la costa occidental para paliar las pérdidas que ocasionó la explosión.
Críticas a PDVSA
El accidente desató de inmediato los cuestionamientos del secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTVP), Iván Freites, quien acusó al gobierno de desatender a la industria petrolera. "Aquí la inversión en industria no existe, nosotros venimos enunciando eso desde hace años", señaló a Efe.
También indicó que este tipo de incidentes están ocurriendo a lo largo de todo el país, formulando duras críticas a la gerencia de PDVSA, a la cual acusó de haber "olvidado su rol". "Aplicaron una política de gobierno que es la de que los trabajadores y los gerentes fueran a hacer campaña política y dejaran de lado su trabajo", agregó.
Estas críticas reflotan la discusión por el control del petróleo, tema fundamental en el programa de gobierno del candidato a la presidencia opositor, Henrique Capriles, quien ha negado que desee privatizar PDVSA, aunque sí ha reconocido que la estatal debe ser "despolitizada". En ese sentido, el analista político venezolano Luis Vicente León señaló a La Tercera que todavía es "muy temprano" para medir impactos políticos, aunque admitió que "probablemente el gobierno y la oposición se enfrentarán por esto". "Un desastre natural no suele tener costos políticos si está bien manejado, pero un accidente en una planta operada por ellos es otra historia", dijo.
Por su parte, el politólogo Herbert Koeneke cree que "si a esta tragedia se suman recientes accidentes de infraestructura y reiterados apagones a lo largo del territorio nacional, la opinión sobre la marcada incompetencia de la administración chavista quedará probablemente reforzada".
Según un informe de PDVSA (2011), de las 31 paradas que se habían programado en todas las refinerías del país, solamente se completaron seis. El escrito detalla que la falta de implementación fue uno de los factores para que no se desarrollaran las labores de manutención. En el caso de la refinería Amuay, de los nueve mantenimientos previstos sólo se realizaron dos. Asimismo, aumentó el porcentaje de días anuales en que se paralizan las refinerías.