Su pasión por el teatro lo llevó primero a abandonar muy joven dos carreras, Derecho y Pedagogía en Castellano, y más tarde, ya convertido en actor, a mostrar sus dotes en la política como fundador del Sindicato Nacional de Artistas (Sidarte) en 1967, para hacer frente al apagón cultural. Aníbal Reyna nunca bajó los brazos, ni siquiera cuando en 1974 debió exiliarse del país debido a su vinculo al Partido Socialista. En esos nueve años en que vivió entre Perú, España y Alemania Oriental siguió actuando en cine y teatro independiente. Pensó que a su vuelta a Chile, los escenarios le iban a ser esquivos, pero no fue así.
En 1982 retomó su trabajo en Canal 13, bajo la dirección de Arturo Moya Grau en una teleserie que se convertiría en un fenómeno de audiencia, La Madrastra. Su labor no se detuvo nunca en las próximas tres décadas.
En la madrugada de ayer, el actor y figura sindical, falleció a los 78 años, producto de una diabetes que lo aquejaba hace años. La enfermedad lo había llevado a trasldarse a Arica, donde vivía junto a su hijo. Allí, sus restos serán cremados para luego viajar a Santiago donde descansarán definitivamente en el Cementerio Metropolitano. Antes de eso, el día viernes 22, se le hará un homenaje en las dependencias de Sidarte (Ernesto Pinto Lagarrigue 131). "Para nosotros fue un pilar muy importante, un amigo y un colega que dio mucho apoyo a la organización, queremos despedirlo como se merece", dice la actual presidenta de Sidarte, Andrea Gutiérrez.
Formado en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica, Reyna fue contratado a los 22 años por el entonces Teatro Experimental, como extra en La Pérgola de las Flores, obra que lo hizo recorrer toda Europa.
Aunque su perfil no era el de los roles protagónicos, Reyna descató por su versatilidad en los papeles secundarios de gran desarrollo dramático. Entre sus últimos montajes estuvo Wittgenstein, el último filósofo, de Marco Antonio de la Parra, La Tempestad, dirigida por Héctor Noguera y De Perlas y Cicatrices, basada en la obra de Pedro Lemebel.
En el cine partió en 1970 con el largometraje La colonia penal de Raúl Ruiz, para seguir con otras importantes producciones de la cinematografía nacional como La Frontera (1991) de Ricardo Larraín, Negocio redondo (2001) de Ricardo Carrasco y en los últimos años, en La Pasión de Michelangelo (2012), de Esteban Larraín sobre el caso del vidente de Peñablanca y El tío (2013) de Mateo Iribarren, sobre la figura de Jaime Guzmán. Además participó en emblemáticas teleseries como Los títeres y La trampa, ambas de los años 80.
En 2005, Reyna también incursionó en la política como candidato a diputado por el Juntos Podemos y muy brevemente dirigió el espacio Teatro Salón Don Pedro en Santiago Centro. L suyo, sin embargo, siempre estuvo arriba del escenario.