Desde inicios de mes, en el borde costero y los valles de la Región de Coquimbo se están viviendo las primeras expresiones de uno de los fenómenos más hermosos e interesantes de la primavera: la floración en el desierto.
Durante este evento, que se extiende desde Chañaral hasta el sur de La Serena, arbustos, árboles y plantas muestran vivos colores.
El proceso, que ya comenzó en la III Región, se extiende hasta noviembre, especialmente en la costa, y ahora se ha alcanzado una floración en el sector norte de la IV Región, que se puede apreciar en playas como Temblador y Juan Soldado. El fenómeno se dio pese a que sólo han caído 65 mm de agua en la zona.
Las especies más emblemáticas en esos sitios son el lirio de campo o astromelia magnífica, el arbusto lucumilla, cebollines, cuernos de cabra y patas de guanaco.
El académico de la U. de La Serena e investigador del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas (Ceaza) Francisco Squeo explica que observar las plantas que se pueden ver en este período es un espectáculo privilegiado, debido a que la IV es una de las regiones que posee mayor diversidad de flora, con más de 1.500 plantas nativas. "La mitad de este grupo son endémicas de esta región", subraya.
Según Squeo, en esa región una mínima parte de la superficie está bajo esquemas de conservación, por lo que existe deterioro de la flora en algunas zonas, que deberían, asegura, ser un sitio prioritario. "Vemos con preocupación que la gente saca, destruye las plantas, que son una expresión de vitalidad en el paisaje y se deben proteger", añade.
El director de la Conaf de la IV Región, Eduardo Rodríguez, afirma que en las áreas bajo protección del Estado se ha visto con una menor intensidad esta floración, pero que "atrae al mundo científico a observar, y a los turistas a fotografiar los paisajes, que se pueden ver muy coloridos".