QUIENES han asistido al festival South By Southwest (SXSW) describen este evento que se realiza cada marzo en Austin, Texas, como una especie de versión contemporánea de la hidra, aquel mítico monstruo griego de varias cabezas. ¿La razón? Durante 10 días, la ciudad se transforma en una meca multimedia hacia la cual peregrina una fauna de casi 60 mil desarrolladores de tecnología, músicos y cinéfilos de todo el mundo. Todos llegan atraídos por la diversidad del evento que ofrece más de 70 estrenos de películas, 2.000 recitales y cientos de conferencias de tecnología.

Su más reciente versión, que terminó el 16 de marzo, cumplió ampliamente con las expectativas de los visitantes. Mientras Lady Gaga realizó un polémico concierto donde fue vomitada por otra artista, Edward Snowden -analista en computación que divulgó archivos de las organizaciones de espionaje de EE.UU. - dictó una videoconferencia sobre seguridad ante miles de personas. Además, los fans de Game of Thrones exploraron los escenarios de la serie televisiva mediante cascos de realidad virtual y los asistentes pudieron escoger conferencias dictadas por figuras como Neil deGrasse Tyson, astrofísico y conductor de la nueva edición de la serie Cosmos, y Anne Wojcicki, bióloga y fundadora de la empresa de análisis genético 23andMe.

Los orígenes de este fenómeno mediático, que le aporta US$ 218 millones a la economía de Austin por servicios como alojamiento, se remontan a 1986. Ese año los organizadores del festival musical New Music Seminar de Nueva York contactaron a Roland Swenson, manager de bandas locales en el sureño estado de Texas, para que los ayudara a organizar un evento similar en Austin, ciudad que cuenta con varios hijos ilustres de la música, como Janis Joplin.

El festival fue bautizado South By Southwest, en homenaje al filme North by Northwest, de Alfred Hitchcock, y su primera versión se realizó en 1987. Desde el inicio fue un éxito: se esperaban 150 personas y llegaron 700. Hugh Forrest, un texano de 51 años que creó los primeros registros computarizados de los asistentes, se convirtió en el primer empleado a tiempo completo de SXSW cuando en 1994 el evento pasó a incluir filmes y multimedia. De hecho, ese año un gran tema fue… el futuro de los CD-ROM.

Hoy Forrest dirige el Festival Interactivo SXSW, que nació en 1999 e incluye desde videojuegos a paneles de robótica y de diseño de aplicaciones. Esta sección se ha convertido en la más masiva e internacional del evento. Forrest explica que un factor clave para el éxito es la convergencia de intereses que se da en Austin, ya que el lugar es ideal para intercambiar experiencias con todo tipo de profesionales. Esta característica se ha ido enriqueciendo con la inclusión reciente de secciones como las de educación y ecología.

La amplitud temática de SXSW también refleja la profunda integración que ha vivido el mundo de la cultura y la entretención en los últimos 20 años. Henry Jenkins, destacado académico de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad del Sur de California y experto en convergencia, explica que "el surgimiento de nuevas tecnologías, plataformas y prácticas ha impactado en cada aspecto de nuestras vidas. Estas transformaciones no han sido sólo tecnológicas, sino que principalmente sociales y culturales".

Por eso Jenkins, quien fue uno de los oradores en la versión 2013 de SXSW, critica los eventos que se concentran en mostrar aparatos: "Se centran en lo técnico cuando lo que realmente importa es qué es lo que hacemos con la tecnología".

Un ejemplo paradigmático de los encuentros que se generan en SXSW se dio en 2009, cuando los realizadores de Hurt Locker estrenaron esa película -que terminó ganando el Oscar- a pocos metros de donde se presentaba por primera vez la popular aplicación Foursquare. "Ferias como la Consumer Electronics Show (la mayor muestra electrónica de EE.UU.) son fantásticas, pero es la proximidad de la música y el cine la que hace que nuestro evento interactivo sea único. Por eso suelo decir que lo que hacemos no se centra tanto en la tecnología, sino que en la creatividad. El objetivo siempre es reunir las mentes más creativas de varias industrias y ver qué conexiones mágicas ocurren", indica Forrest.

¿Qué es lo que surge de esta feria donde se puede ver a un empresario rapeando mientras en otro salón Marvel presenta una aplicación para leer cómics? "El resultado es una especie de intelecto híbrido que florece cada año en Austin, alimentada a base de asados y cerveza, revitalizada por ideas nuevas o los contactos con otras personas", dice Jenkins.

La presentación de Twitter en 2007 marcó un antes y un después en la evolución de SXSW. Si bien no era la primera vez que el servicio se exhibía en público, sus creadores pagaron US$ 11 mil para que las pantallas en los pasillos de la feria mostraran videos con el funcionamiento del sitio, lo que despertó el interés en el servicio de microblogging. Muchos emprendedores intentaron replicar esa experiencia, lo que explica en parte que los asistentes a SXSW hayan crecido explosivamente.

Juan Pablo Tapia, publicista chileno y director de la agencia de marketing digital Bowl, es uno de ellos. Fue por primera vez en 2011 y describe la feria como "geeklandia" porque se repleta con la más diversa fauna de fans de la tecnología. "Lo que más me gustó es que vas a una charla del vicepresidente de publicidad de Facebook y al terminar le puedes dar tu tarjeta. ¡A los tres días te responde por email! En ese lugar, cualquiera es un potencial cliente", señala.

Este año la presencia chilena fue más allá. Los programas CONTACTChile, de Pro Chile, y Start-Up Chile, de Corfo, se unieron para presentar al país como un polo de innovación. Según Maitetxu Larraechea, directora de comunicaciones de Start-Up Chile, la visita generó entusiasmo: "Me ponía una polera de Start-Up Chile y la gente me paraba en el pasillo para decirme que querían participar". Además, se organizó un panel oficial donde Leo Prieto (fundador de Betazeta Networks) y el italiano Paolo Privitera (fundador de Pick1.com) explicaron por qué el país es ideal para emprender.

También hubo una "pitch session", donde cinco proyectos se exhibieron ante un jurado de expertos. El ganador fue Pablo Castro con Rehapp, aplicación para equipos móviles que ayuda a rehabilitar niños con capacidades cognitivas distintas.

Como el festival no sólo es tecnología, también actuaron varios músicos chilenos como Nano Stern, Humboldt y Dënver. Mención aparte merece la presentación de la rapera Ana Tijoux, elegida por la revista Rolling Stone como una de las mejores artistas del festival.

Milton Mahan, del dúo Dënver, explica que el festival es una instancia útil para los músicos porque ayuda a darse cuenta de que el nivel técnico está, pero el idioma sigue siendo una barrera. Mahan, por ejemplo, cuenta que Tijoux instó al público a aprender español: "Creo que son cosas que, sin caer en abanderamientos baratos, podemos defender", dice. Si se trata de un consejo para sobrevivir al caos del festival, el artista es claro: "Por cinco dólares en cualquier 7-Eleven se puede comer una pizza tóxica increíble que ayuda a resistir".

Debido al éxito de Twitter, por años SXSW se vio dominado por las redes sociales y aplicaciones. Pero en 2014 hubo un giro hacia el hardware, de la mano de tecnologías como las impresoras 3D y aparatos similares a las gafas Google Glass. Este cambio también se tradujo, por ejemplo, en la presencia de ropa con paneles solares para cargar celulares o la pulsera Nymi, que autentifica el acceso de un usuario a su teléfono mediante el análisis de su ritmo cardíaco.

Para Forrest, esta evolución muestra la forma en que SXSW cambia con los tiempos: "Todo este hardware se está volviendo mucho más barato y sencillo de usar, lo que está potenciando su adopción en la comunidad tech/geek. Cuando nuevos avances hagan que estos equipos sean aún más simples y atractivos para el público general, el número de usuarios explotará y la feria se enfocará más y más en hardware".