Era el comienzo de la gran fiesta fuera de casa y también el inicio de una vida autónoma. Con 18 años Karl Ove llegaba desde el sur a Håfjord, pueblo de la costa del norte de Noruega. Vestía ropa negra, chaqueta militar, una boina y de su oreja izquierda colgaba una cruz.

Empecinado en no ir a la universidad, en la oficina de empleos el joven había conseguido un trabajo de tutor de profesor. Viviría en una casa cerca del colegio. "Era la primera que podía llamar 'mía'", anota el protagonista de esa historia ocurrida en los 80, Karl Ove Knausgård (1968), dos décadas después en el tomo 4 de su serie autobiográfica Mi lucha, titulada Bailando en la oscuridad, que acaba de publicar la editorial española Anagrama y que a fin de mes llegará a Chile.

El fenómeno literario de los últimos tiempos, hecho sobre la base de recuerdos en detalle de la vida de un hombre, se compone de seis novelas que suman 3.600 páginas. Una empresa literaria comparada con las realizadas por Proust, Musil y Thomas Mann.

"Escribir Mi lucha ha sido un ejercicio de pérdida de control", comentó Knausgård en la revista The Atlantic sobre una obra producida entre 2009 y 2011, traducida ya a 22 idiomas. Este año en EE.UU. editaron el tomo 5 de la saga, iniciada con La muerte del padre, Un hombre enamorado, La isla de la infancia y Bailando en la oscuridad.

El ahora aplaudido escritor, admirado por autores como Zadie Smith, Jeffrey Eugenides, Jonathan Lethem y el crítico James Wood, comenzó escribiendo reseñas sobre discos de música. Y con 18 años, en Håfjord, dio forma a sus primeros cuentos, con Hemingway de referente. Por esos años leía El guardián entre el centeno, de Salinger; En el camino, de Kerouac; Icaro, de Axel Jensen y Cartero, de Bukowski. "Libros sobre jóvenes que trataban de encajar en la sociedad, que querían sacar de la vida algo más que rutina, algo más que familia, en suma, jóvenes que aborrecían lo burgués", apunta Knausgård en Bailando en la oscuridad, donde además muestra su pasión por la música, por The Smiths, U2, David Bowie, Iggy Pop, Lou Reed... "La música estaba íntimamente relacionada con casi todo lo que había hecho", agrega.

Un día martes comenzaron las clases en Håfjord para el joven profesor. "Era un colegio tan pequeño y con tan pocos alumnos que en muchas de las clases se juntaban varios cursos", anota, quien había dejado en Kristiansand, su ciudad, a Line, una bella chica con la que nunca había tenido sexo. Es más, entonces era virgen y "deseaba con locura" acostarse con una chica, escribe el profesor de noruego e inglés, que enseña a alumnas de 16 años. En una fiesta tendrá un encuentro cercano con una de ellas.

"Ese deseo ardía dentro de mí y era un fuego que no apagaba nunca", anota Knausgård, quien en más de 500 páginas retrocede a los días que vivía con su padre alcohólico y a los días de escuela: "Sufría sobremanera cuando la homosexualidad se mencionaba", anota de ese periodo. Y también retorna a sus primeras conquistas, amores tormentosos, como el de Hanne, y escandalosas borracheras con amigos como Jan Vidar, quien es presentado en La muerte del padre.

"La borrachera me llevaba a lugares donde era libre, convirtiendo en maravilloso todo lo que me rodeaba", recuerda quien robaba cigarrillos en supermercados y tomaba sin discriminar vino, aguardiente y vodka. Los excesos también llegarán a Håfjord.

Empeñado en ser escritor, luego del punto final de su primer cuento, el nuevo narrador imprime varias copias. Reparte a sus compañeros de trabajo, envía por correo a amigos y a su hermano mayor, Yngve, quien tras la separación de sus padres vive en Bergen.

Más tarde, su madre le lleva los relatos a Kjartan Fløgstad, reconocido novelista de Noruega. "Esto es literatura, aquí hay talento", es el mensaje para el hijo ansioso de un espaldarazo. Karl Ove postula y es aceptado en la Academia de Escritura de Bergen. "Curiosamente, contaba con que me admitieran, porque aunque sabía que lo que escribía no era muy bueno y por lo tanto debían rechazarme, por otro lado era yo el que lo escribía, y eso ellos no podían ignorarlo", recuerda, lejos ya de esos días bailando en la oscuridad.