Anticristo, la película de horror del director danés Lars von Trier, provocó risas burlescas, algunos abucheos y sobre todo desagrado en su exhibición en el Festival de Cannes. Protagonizada sólo por dos actores, Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg, la cinta muestra una escena de tortura con un taladro y hasta mutilaciones genitales en primer plano.
Muchos espectadores rechazaron indignados la película. Von Trier se aleja del movimiento Dogma y opta por una mirada estilizada, con atmósferas visualmente suntuosas y diálogos susurrados en Anticristo. El director ha citado a Strindberg y Bergman como sus principales influencias. En apariencia, algo de eso hay. Inspirada en sueños y obsesiones del cineasta, la película es un cóctel que mezcla críticas al sicoanálisis, duelo, culpabilidad, miedos ancestrales y pulsiones edípicas. La cinta se abre con una aturdidora escena en blanco y negro, con música de Haendel, donde un hombre y una mujer hacen el amor mientras que el hijo de ambos sale de su cama y los observa. Atraído por la nieve que cae, el pequeño se tira al vacío por una ventana abierta.
El insostenible dolor de la madre bordea la locura y el padre, un sicoanalista, intenta una terapia de choque: la lleva a una casa perdida en medio de un aislado bosque dónde ella y el niño pasaron un verano. En ese paraje, al desconsolado matrimonio se le aparece nada menos que el demonio. La película roza el ridículo cuando emerge un cuervo zombi y, cual Walt Disney, un zorro que habla y dice: "El caos reina".
"Es una tomadura de pelo notable, una provocación barata. Todo es gratuito. Es una estupidez", señala Carlos Boyero, crítico del diario El País. "Pueril, presuntuoso y grotesco", añade Le Figaro. "Algunas de las técnicas de tortura que aparecen en la trama podrían causar admiración en el personaje de Kathy Bates en Misery", replica el diario inglés The Guardian. Y agrega: "Es difícil imaginarse qué hará Von Trier después de esta cinta. La escena donde el personaje femenino se corta el clítoris con unas tijeras es cruda. Y no puedo imaginar que las actrices harán cola para trabajar con él después de esto".
La conferencia de prensa tras la exhibición fue tensa. De regreso tras un periodo sabático para superar una depresión crónica, el provocador Von Trier se enfrentó a los periodistas y confesó que filmó Anticristo precisamente como cura después de una larga terapia sicoanalítica. Algunos reporteros y críticos le expresaron su descontento frente a la cinta. Pero el director se negó a dar explicaciones: "No tengo por qué justificar el haber hecho esta película. Me gusta hacer películas, eso es todo. ¿Por qué tengo que pedir perdón? He hecho Anticristo para mí, no para el público ni los periodistas".