La nuestra es una época en que reina la imagen, no la palabra. En ningún momento histórico ha sido más cierto aquello de "ver para creer" que en los tiempos que vivimos. Por ejemplo, nos dicen que Cristóbal Colón desembarcó en tierras americanas en 1492, pero, ¿dónde está la foto que registró el hecho para la posteridad? ¿Cómo sabemos que así ocurrió en verdad? En cambio, no tenemos ningún problema en creer que el hombre llegó a la Luna, porque todos hemos visto las imágenes de Armstrong y Aldrin paseando sobre nuestro satélite (teorías conspirativas aparte, desde luego).

La muestra Historia de Chile a través de la fotografía, que se inauguró anteayer en el Museo de Bellas Artes, sintoniza con ese ethos de nuestros tiempos. Con cerca de 250 imágenes, la exposición recorre los 164 años desde que se tomó la que hoy es quizás la foto más antigua de nuestro país, el retrato de un tal Raimundo Larraín, inmortalizado en un daguerrotipo de 1846. Es muy distinto leer sobre la historia de Chile que verla en imágenes, no sólo en las caras de sus figuras más conspicuas -políticos, militares, intelectuales, etc.-, sino de los millones que también son sus protagonistas.

Los historiadores del futuro no sólo contarán con fotos, sino con billones de gigabytes en audio y video que serán un registro como nunca ha existido del devenir de este terruño (y del mundo entero). ¿Será mejor o más completa la historia que compilen? Quién sabe. Aun así, tendrán que contarla y explicarla con palabras, muchas palabras. (MOJ)