Como dos gemelos siameses cuyos cuerpos siguen unidos después de nacer, fútbol y minería han sido poco menos que dos conceptos indivisibles a lo largo de toda la historia de El Salvador.

Tanto es así que hubo un tiempo, el de la irrupción de la entidad en el profesionalismo, en el que era imposible separarlos. Carlos "Caliche" Maluenda, primer capitán de Cobresal, sabe mucho de eso."Yo llegué a Codelco en 1976, con 24 años, después de haber jugado en Coquimbo y La Serena. Me casé joven, a los 20, y en esa época ya tenía dos hijos. Con el fútbol no se ganaba plata, así es que decidí irme a trabajar al norte, de donde eran todos mis antepasados", comienza a rememorar el ex futbolista. "A finales de los 70 se celebró en El Salvador la Olimpiada del Cobre. Fue un éxito tan grande que se decidió formar el plantel de un club. La empresa (Codelco) hizo una selección y contrató también profesionales de fuera. Yo tenía ya bastante experiencia y era un líder natural, así es que me nombraron capitán", continúa el Caliche, quien simultaneaba en aquellos años su profesión de futbolista con su oficio de minero: "Yo trabajaba en Codelco al mismo tiempo que jugaba en el equipo. Media jornada trabajaba y media jornada entrenaba".

Historias como la suya hacen que cueste esfuerzo imaginar que, algún día, Cobresal y Codelco, el fútbol y la minería,puedan llegar a separse y seguir existiendo. "No me imagino que eso pueda pasar", termina el ex capitán, quien a sus 64 años continúa trabajando para la compañía que le abrió las puertas del mercado. Y del fútbol.