Es la verdadera madre de todas las artes, pero siempre se la deja rezagada a un segundo lugar. Con más de cinco mil años de antigüedad, el dibujo pareciera ser una disciplina demasiado arcaica para la parafernalia del arte contemporáneo. Sin embargo, en los primeros pasos para elaborar una obra de arte, el dibujo es esencial. "Es la disciplina más noble. Los artistas recurren a ella como primer lenguaje, para volcar la imaginación. Invitamos a nuestros artistas a dibujar con distintas técnicas: lápiz mina, bolígrafo, digital, etc.", dice Fernanda Galdames coordinadora general de Galería Moro, que celebra su segundo aniversario con la exposición Dos años, un dibujo, 20 artistas. Una muestra que intenta redescubrir el dibujo en el arte actual.

Abierta desde hoy, la exposición reúne a todos los artistas representados por la sala: Arturo Duclos, Mónica Bengoa, Magdalena Atria, César Gabler, Víctor Castillo, Camilo Yáñez, los argentinos Juan Tessi y Jorge Miño, entre otros. "Es interesante ver dibujos de artistas que trabajan en escultura, video o instalación. El dibujo es natural, si se te ocurre algo agarras un papel y listo. No hay aparatajes técnicos, la idea salta directo al papel", dice Magdalena Atria. Acostumbrada a las instalaciones bidimensionales, la artista rescata el diseño tipográfico al dibujar bordes de diplomas y franjas para etiquetas publicitarias. "La idea es darle protagonismo a un elemento que por lo general sólo se usa como adorno", explica Atria.

Otras obras recuperan los primeros bocetos de obras emblemáticas de los propios artistas. Mónica Bengoa expone los dibujos que siguió para elaborar los grandes murales artesanales que exhibió en la Bienal de Venecia, en 2007. Mientras, Víctor Castillo, radicado en Los Angeles, muestra los bocetos en blanco y negro de sus colorinches pinturas inspiradas en el cartoon, llenas de ironía y humor negro, que tienen como protagonistas a personajes con ojos vacíos y narices rojas.

Una obra inédita presenta Arturo Duclos, quien retrata calaveras humanas con cuernos de siervos y unicornios. "Son eslabones perdidos de la civilización, algo que raya más en el humor que en la ciencia ficción", cuenta el pintor.

En la muestra también hay artistas consagrados al dibujo. César Gabler usa recursos narrativos del cómic para crear cuadros cargados de historia. Ahora, exhibe una ilustración de dos rostros femeninos sin ojos ni nariz y la figura de un perro que las mira. "Me gusta ese contrapunto entre la inocencia y la expresión descarnada de la sexualidad", dice. Algo similar a lo que hace Quena Villaseca, que dibuja especies de tapices decorados con figuras alegres de flores y niños, pero observadas de cerca esconden perversas escenas de sexo y poder.