Hierven los 60 en Londres. The Beatles y The Rolling Stones ponen la música para una generación que lo está reinventando todo. De corbata ajustada, traje negro impecable y cabello engominado, Harry Stark se mueve con calma por la noche londinense. Se rodea de aspirantes a celebridades. Es el gángster de moda: un hombre encantador, pero sanguinario, que le sirve al escritor británico Jake Arnott (1961) para internarse en el lado salvaje de los 60.

Stark está más o menos presente en los libros Delitos a largo plazo, Canciones de sangre y Crímenes de películas, trilogía que puso a Arnott entre los autores más interesantes de la novela negra europea. Publicado en español en la serie Roja & Negra, que dirige Rodrigo Fresán, Arnott acaba de llegar a las librerías chilenas

Al teléfono desde Londres, Arnott precisa: "No soy exactamente un autor de novelas policiales, estoy más cerca de ser un novelista histórico. No creo que exista un mundo del crimen, que funciona paralelamente. No hay inocentes culpables. Todos operamos en un mundo que está corrupto".

Es así: Delitos a largo plazo es la reconstrucción en cinco voces -un amante, un aristócrata, un criminólogo, una actriz y un empleado- de Stark, el temperamental, bisexual y depresivo padrino del crimen de los clubes londinenses de los 60. Sangre, drogas, glamour por montones; pocos misterios que solucionar.

De fondo de Delitos a largo plazo, Arnott pone múltiples referencias pop y termina armando un retrato de época. "En los 60, Londres se convirtió en un gran lugar, donde hervían la política, la cultura popular, la música y el estilo. Era extremadamente brillante, pero arrastraba largas sombras", dice.

Publicada en 1999, Delitos a largo plazo fue el debut de Arnott y le valió un aplauso cerrado de la crítica británica. Luego BBC produciría una serie sobre el libro, complementada con las otras dos novelas de Stark: en Canciones de sangre, Arnott retrata la corrupción en la policía británica de los 60, y en Crímenes de películas se vuelca a los 90: un guionista de televisión busca a Harry Stark, una leyenda del crimen viviente.

"Ya no vuelvo sobre Stark", dice Arnott, que da por cerrado ese ciclo. Insiste en su distancia con los novelistas policiales clásicos. El, dice, lee a Brecht, a Shakespeare, a James Ellroy. Al final de la conversación, pregunta: "¿Leen en Chile a Roberto Bolaño? Yo lo he leído con adicción".