Cuatro millones 400 mil barriles o 629 millones 200 mil litros. Esa es la cantidad de petróleo que se derramó en el Golfo de México durante los 87 días que duró el escape de petróleo en la plataforma "Deepwater Horizon" de la compañía British Petroleum. "Esta cantidad de petróleo podría llenar el Estadio Nacional de Santiago", dice a La Tercera Timothy Crone, profesor de la Universidad de Columbia y uno de los coautores del estudio publicado en la revista Science, considerado el primer informe científico independiente que calcula el alcance del derrame.

Y aunque la equivalencia puede inducir a creer que el desastre no fue tan grave, el poder contaminante del crudo dice lo contrario. "Un litro de petróleo contamina 10 mil litros de agua", explica Pamela Cañas, experta en contaminación marina de la U. Andrés Bello. Así, el total de agua contaminada por el desastre es de seis billones de litros, igual al volumen de 10 mil recintos como el Estadio Nacional.

El estudio de la U. de Columbia -que aparece una semana después de que el gobierno de EE.UU. declarara cerrado definitivamente el pozo- se realizó a través de la instalación de una cámara de video en el lugar donde la tubería se rompió. Luego, los investigadores usaron ese registro para medir la amplitud de la fuga y la velocidad con que el crudo salía de la tubería. Estos datos le permitió a los científicos calcular cuántos litros de combustible escaparon hacia el océano.

Durante una primera etapa, desde el 22 de abril hasta el 3 de junio, se derramaron 56 mil barriles de petróleo diarios, es decir, casi nueve millones de litros por jornada. El registro aumento a partir del 3 de junio y hasta el 15 de julio, período en que, en promedio, el océano fue contaminado con 68 mil barriles de petróleo diarios, casi once millones de litros por día.

Para llegar a la cifra final del derrame, los autores calcularon la fuga total producida durante los 87 días y a ella le restaron 804.887 barriles, los cuales fueron recogidos de las aguas por British Petroleum. Así el balance final es de de 4,4 millones de barriles derramados.

Los datos -que fueron revisados por otros investigadores antes de su publicación- reflejan que la magnitud del desastre es mucho mayor que la estimada en un comienzo tanto por British Petroleum como por el gobierno norteamericano, cuando las estimaciones sobre el vertido diario de crudo crecieron progresivamente desde mil hasta 19 mil barriles diarios. También es mayor que el derrame del buque petrolero Exxon Valdez en Alaska en el año 1989. "El Exxon Valdez vertió unos 250 mil barriles, por lo que el derrame de petróleo del Golfo de México sería entre 15 o 20 veces mayor", estima Crone. El cálculo exacto es que fue 18 veces mayor. "Saber con cuánto petróleo estamos lidiando es importante para entender lo que veremos luego. Es un número base con el que se puede trabajar y saber qué porcentaje hay o hubo en la superficie, o en el fondo del mar o en los niveles medios del agua", explica a este diario el investigador, quien decidió realizar este trabajo debido a la falta de precisión y transparencia de las primeras estimaciones informadas por la compañía y el gobierno, las que despertaron suspicacias en la opinión pública.

Daño marino

¿Dónde se encuentra ese petróleo? Crone dice no tener respuesta a esa pregunta: "Lo que estamos entregando es en realidad el primer paso: saber dónde está ese petróleo es algo que aún se debe estudiar e investigar". Sin embargo, Peter Schlosser, profesor de ciencias ambientales de la U. de Columbia explicó a la revista The New Yorker que una parte del petróleo se unió con los químicos dispersantes arrojados al mar por los equipos de emergencia, formando una mezcla pesada que se hundió bajo la superficie y fue usada por las bacterias para generar energía. Sobre el resto Schlosser dijo que "una parte se diluyó en las grandes cantidades de agua del Golfo, otra fue quemada y otra fue retirada en forma de bolas de alquitrán". Sin embargo, Schlosser advirtió que la reacción química entre el petróleo y las bacterias genera dióxido de carbono y disminuye las concentraciones de oxígeno en el agua, lo que podría afectar las especies que habitan en las profundidades. Por otra parte, Cañas explica que el petróleo que desciende a las capas medias y profundas del mar "va contaminando el alimento y bloquea el intercambio de gases entre los animales".

Aunque el daño ambiental a largo y corto plazo está por verse, el estudio confirma que se trata del peor vertido accidental de la historia.