MIENTRAS la industria de las viñas en Chile decreció 1% en los primeros cuatro meses del año, Bethwines, el holding vitivinícola del grupo Bethia, fue contra la corriente: se expandió 11%.
Las cifras superaron los pronósticos más optimistas. "Pensábamos que este año no iba a ser bueno", confiesa Wilfred Leigh, gerente general de Bethwines y hombre con experiencia en la industria.
¿Cómo lo explica? "No nos hemos visto afectados por la menor demanda de Europa. Nuestros clientes nos piden más (...). En ninguna parte estamos decreciendo y en Asia nos está yendo bastante bien", define el ejecutivo desde su oficina, en el piso 53 del Edificio Titanium.
En ese último mercado están firmados nuevos contratos, empujados por una demanda creciente, lo que les permite sacar cuentas alegres.
Con ventas para este año que se moverán entre US$ 55 millones y US$ 57 millones y una producción de 1,7 millones de cajas, en 2013 el conglomerado entró al top ten de los mayores grupos exportadores del país. Pero figurar en ese ranking, donde comparten junto a grandes actores, como Concha y Toro, San Pedro y Santa Rita, no es lo que los moviliza, advierte el gerente. Como sea, en dos años escalaron dos puestos -hoy están en la posición número siete- en el grupo de viñas que concentra el 75% de las ventas del país. El dato no es menor si se considera que en Chile hay cerca de 300 vinícolas que compiten en el exterior y que Bethwines es un grupo joven: "Tenemos ocho años de vida", recuerda el gerente.
Leigh explica que este es un negocio a largo plazo y cíclico. "Hoy es importante estar entre las 10, pero mucho más relevante es que se creó un potencial de crecimiento basado en una red de distribución internacional", asegura. Ello les permite exportar a más de 50 países en los cinco continentes y 150 clientes, con un precio promedio un poco más alto que la media de la industria, es decir, entre US$ 28 y US$ 30 la caja de 12 botellas. "Somos el brazo exportador del grupo (...). Bethia entró al negocio por diversificación", sostiene.
Leigh explica que, hasta hace algunos años, Europa representaba más del 50% de las ventas del país y Asia era un 5%. Pero hoy Europa, Asia y América tienen un peso específico similar: cada una se lleva un tercio de los envíos locales de la industria. "Europa ha caído un 16% y sigue cayendo, mientras Asia sube", detalla.
En su corta historia en la industria, Bethwines -en cuyo directorio participan los hermanos Carlos y Andrea Heller Solari, y Gonzalo Rojas- controla cuatro viñas: Indómita, Santa Alicia, Porta y Agustinos.
Leigh, quien ha estado a cargo de Viña Indómita desde su fundación, hace más de una década, explica que cada una tiene su sello y desde que partieron la filosofía del grupo ha sido manejar las viñas de manera independiente, estilo que mantienen hasta hoy. Indómita, por ejemplo, se asocia a Casablanca; Santa Alicia al Valle del Maipo; mientras que Porta y Agustinos, a los climas fríos del Biobío.
Nueva línea para Inglaterra
¿Dónde están hoy y hacia dónde van? Leigh lo sintetiza en un concepto, que repite: consolidación. "Tiene que ver con el desarrollo de nuevos negocios", adelanta. Esto lo harán sobre la base de 1.700 hectáreas plantadas, repartidas entre Casablanca, Maipo y Biobío.
Entre los nuevos negocios destaca una línea de vino que sumaron al portafolio de marcas: Truly, para el mercado inglés, que lanzaron en el primer semestre y ya está en las estanterías. "Las variedades son Pinot Noir y Malbec (...). Puede llegar a ser importante en el portafolio. Tiene que ver con la mayor demanda que existe en ese mercado", explica el gerente de Bethwines.
Otra de las novedades en esta etapa es crecer en el nicho de los espumantes, con el foco en Asia y, particularmente, en Japón. Ese país ha cobrado especial relevancia para el grupo, al punto que un ejecutivo se instaló allá de forma permanente. El crecimiento en espumantes también alcanza a Chile. Aunque este nicho es pequeño -cerca de 1% de las ventas-, va creciendo fuerte. "Vamos a expandirnos ahí, en los valles de Casablanca y Biobío".
Los frentes de la industria
"Cuando comencé no pensé que hubiera desafíos tan grandes, sobre todo el tipo de cambio desfavorable, el dólar muy bajo durante mucho tiempo y el costo de la energía muy alto. Eso incide en la industria en general". Si bien desde mediados del año pasado el dólar "ha vuelto a su situación normal, somos menos competitivos hoy, principalmente en Europa", agrega.
Pero hay otros elementos externos en juego, como la arremetida de los vinos españoles en el mundo, que según Leigh ha tenido un impacto para la industria local. "España ha quitado mercado a Chile, lo suficiente para que, junto a otros factores, el país no crezca".
A ellos, sin embargo, no los ha golpeado. La razón es que están vendiendo más en otros mercados.
Durante la discusión de la reforma tributaria, la industria vitivinícola alzó la voz por el impacto que tendría el aumento del porcentaje de impuesto del vino, que pasó de 15% a 20,5%. "Nos hemos tenido que adaptar y es pronto para decir si el impacto es grande", sostiene Leigh. Inicialmente, aclara, ese aumento debe ser absorbido por la empresa. "Chile es un mercado importante y hay que ver cómo se comporta la demanda", advierte el gerente. ¿El impacto? "Depende de cómo se tome, si lo absorben las empresas o se traspasa a clientes (...). Hay que tener cuidado en que no afecte el consumo".