Los expertos en ecosistemas marinos tienen un consenso: la presencia de coral rojo es indicador del estado prístino y bien conservado de una zona oceánica. Por eso, los investigadores de Oceana sacaron cuentas alegres al detectar su masiva presencia en distintos puntos de los fiordos y canales de la XII Región y de la parte sur de la XI Región.

Esta nueva exploración con buzos y un Rov -robot que llega a mayor profundidad- busca información de las especies de la zona, de la que no se tiene registro, para ver su importancia biológica.

Y la tiene. Si bien el coral rojo es propio de aguas frías, no había registro de su abundante presencia en esta zona. Pero hay más: este lugar es un hábitat importante para el ciclo de aves y mamíferos. "Utilizan esta franja de los fiordos patagónicos como corredor migratorio. La migración es un proceso vital para estas especies", explica Matthias Gorny, director de Ciencias de Oceana. Por eso se ven aves como los albatros de ceja negra, el petrel gigante antártico, el salteador chileno, el gaviotín sudamericano y el pingüino de Magallanes. ¿Mamíferos? El delfín austral, el delfín chileno y el huillín.

En los fiordos y canales más próximos a Campo de Hielo Sur los corales estaban en proceso de formación. ¿La razón? Estos sistemas reciben mayor aporte de sedimentos, agua dulce y menos influencia de aguas oceánicas, lo que determina una baja diversidad de especies. "En su estado de evolución inferior, sirven de laboratorio para estudiar cómo se desarrollaron los demás fiordos de la zona y cómo la ausencia de impactos humanos ha permitido que especies como los pingüinos, delfines y, eventualmente, ballenas pueden seguir habitando y reproduciéndose en la Patagonia", explica Gorny. "Ecosistemas marinos tan bien conservados pueden ser muy frágiles frente a actividades de alto impacto, como la salmonicultura", dice Alex Muñoz, director de Oceana.