La primera voz de alerta la dieron pilotos de la Fuerza Aérea de Brasil (FAB) a primera hora de la mañana de ayer: a 650 kilómetros al noroeste del archipiélago brasileño de Fernando de Noronha se divisaron manchas de combustible y los radares detectaron restos de metal que se sospechó serían de la aeronave de Air France, que se dirigía desde Río de Janeiro a París con 228 personas a bordo y que desapareció la noche del domingo. De inmediato los equipos de rescate, así como barcos mercantes, se dirigieron a la zona para comprobar la información. Ayer, pasadas las 16 horas, el ministro brasileño de Defensa, Nelson Jobim, confirmó que el vuelo AF 447 cayó al Atlántico sin que se detectaran rastros de sobrevivientes.

Jobim detalló que los restos de la aeronave se encuentran esparcidos sobre el mar en una franja de cinco kilómetros de extensión. Partes de asientos, chalecos salvavidas, restos de metal, boyas naranjas y tambores, son parte de lo que se ha recolectado hasta ahora y que serán trasladados por la Armada brasileña hasta Fernando de Noronha. "Todo indica que el avión cayó en esa región. No es probable que la marea haya reunido cinco kilómetros de materiales. Nuestra posición es que se trata de parte del Airbus", afirmó Jobim.

Ahora, dijeron las autoridades, la investigación de las causas del accidente quedará en manos de Francia, país donde está registrado el Airbus A 330 siniestrado, mientras que Brasil tendrá la responsabilidad de la recuperación de los restos de la aeronave y de los cuerpos. Para ello, pruebas de ADN serán tomadas a los familiares de las víctimas.

Más temprano, el vocero de la FAB, Jorge Amaral, había adelantado que las labores de rescate no podían ser hechas por aviones o helicópteros, debido a la lejanía de la costa en donde se produjo el accidente.

Precisamente, una de las mayores dificultades que presenta la recuperación de los restos del avión es que cayeron en una zona donde existe un promedio de 4.000 metros de profundidad, e incluso en algunas zonas podría llegar hasta los 8.000 metros. Por ello, el gobierno galo envió un barco especial que cuenta con equipos de buceo que pueden trabajar hasta los 6.000 metros. El ministro francés de Medio Ambiente y Transporte, Jean-Louis Borloo, explicó que el barco Pourquoi Pas tiene un submarino con capacidad para tres tripulantes, que podrían llegar a examinar sobre el 95% de la superficie delimitada como probable para la caída del Airbus A 330.

Características de la ruta

Expertos en aviación explicaron a medios brasileños que la ruta sobre el Atlántico para unir América Latina y Europa es considerado un camino seguro y fácil de operar para los pilotos, entre otras cosas, porque representa casi una línea recta entre ambos continentes y no requiere cambios de altitud por parte de las aeronaves. Se estima que unos 100 vuelos recorren semanalmente esa ruta, que no había registrado accidentes desde 1936. Ese año falleció uno de los pioneros de la aviación francesa y amigo del escritor Antoine de Saint-Exupéry, Jean Mermoz. El piloto sufrió una falla en la hélice de su avión cuatrimotor y desapareció en medio del Atlántico.

Ahora los investigadores quedarán a la espera de poder recuperar las piezas -incluida la caja negra- que permitan determinar qué ocurrió. Expertos se han mostrado escépticos a la hipótesis de que un rayo causó la caída del avión. "Ha comenzado la carrera contra el reloj para hallar las dos cajas negras, que emiten señales durante 30 días", dijo Borloo.

Según expertos, algunos de los modelos de aviones Airbus tendrían problemas eléctricos recurrentes, en los que todo el sistema se va a negro para restablecerse después de algunos segundos.