Héctor Aguilar Camín, historiador y novelista mexicano, comparte una tesis con su homólogo Enrique Krauze: que en el año 2000 el Partido Revolucionario Institucional (PRI) solo dejó la presidencia, pero no el poder. Además, el autor de libros como La Tragedia de Colosio y Morir en el Golfo, sostiene que los adversarios del líder priísta Enrique Peña Nieto, lo subestimaron. En conversación con La Tercera, Aguilar Camín desmenuza las elecciones presidenciales de hoy.

¿A que podría atribuirse el favoritismo del PRI y que Enrique Peña Nieto sea el más probable ganador de las elecciones?

Peña Nieto ha tenido una campaña presidencial de seis años. La empezó cuando comenzó su mandato como gobernador. No ha sido la campaña presidencial más larga (López Obrador lleva 12 años buscando la silla presidencial), pero ha sido la más efectiva. Y la más subestimada, sistemáticamente, en su novedad y su eficacia. Atacaron la superficie de Peña (sus modales, sus anuncios).

¿México está ante la presencia de un "nuevo" PRI o aquello es solo un eslogan electoral?

Creo que estamos ante un PRI de una nueva generación con incrustaciones fósiles y reflejos pavlovianos de las viejas. Pero todo cambia. Y no todos los viejos fósiles ni todos los reflejos pavlovianos son idiotas.

¿Qué se juega México en estos comicios? ¿Qué es lo que realmente está en disputa?

Se juega la posibilidad de ir más despacio o más rápido hacia el desarrollo, la modernidad, como quiera llamársele a volverse una sociedad de más de US$ 20 mil de ingreso per cápita. México necesita dos o tres decisiones estratégicas para dejar atrás la fuerza de gravitación del subdesarrollo. Algunas de esas decisiones ya tienen forma de ley y esperan aprobación en el Congreso. Por ejemplo, la flexibilización del mercado laboral. México tiene ya medio cuerpo en la modernidad, y está nadando en el camino correcto. Le faltan las brazadas decisivas.

De ganar, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta Peña Nieto?

Domar a los poderes de facto: monopolios públicos, monopolios privados, monopolios sindicales y el crimen organizado.

¿Cree que el líder del PRI podría darle un giro a la lucha contra los narcos?

Creo que Peña Nieto no plantea darle un giro a la lucha contra los narcos, sino cambiarle el énfasis y darle una continuidad: mantener al Ejército en las calles mientras crece la policía federal a 50 mil hombres y crear una gendarmería militarizada, con mando civil, de otros 50 mil. El nuevo énfasis es perseguir los delitos que afrentan a la sociedad más que el tráfico de drogas. También es continuidad oponerse a la legalización de la marihuana. Peña Nieto es un político conservador en muchas cosas, pero también es un pragmático. Diría incluso que es más pragmático que conservador. Irá a donde lo lleve la realidad.

¿Qué rol podría jugar la oposición en el retorno al poder por parte del PRI?

La alianza del PAN y el PRI ha hecho las grandes reformas del país en el último cuarto de siglo. La izquierda se ha mantenido al margen de las decisiones estratégicas, impugnándolas. El PAN y el PRI pueden volver a estar aliados en los próximos años, pues sus candidatos coinciden en cuestiones fundamentales. Empezando por abrir Pemex a la inversión privada. Si pueden vencer juntos este gran tabú de la historia de México podrán cualquier cosa.

¿Comparte la tesis de Enrique Krauze de que en 2000 el PRI dejó la presidencia, pero nunca abandonó el aparato estatal?

Lo diría de otro modo: en 2000 el PRI perdió toda la presidencia, pero no todo el poder. Tardó seis años en entender el poder que tenía y otros seis en ponerlo atrás de una candidatura viable.

¿El movimiento 132 podrá seguir movilizado o las acciones de protesta de los universitarios tienen los días contados?

Creo que el movimiento 132 terminará siendo un nuevo mantra, una nueva sigla y una nueva tribu de las izquierdas partidarias.