Dice que no tiene mucha noción del conflicto intestino que por estos días sacude a la mayor institución del rock chileno, pero, al enterarse a través de distintas webs e informes de prensa, Aurora Alquinta (37), la única hija del fallecido Eduardo "Gato" Alquinta, asegura categórica: "Estoy shockeada".
El alto impacto vino tras leer las revelaciones que Ankatu Alquinta destapó el pasado jueves 14 en La Tercera, cuando contó que, luego de una década como parte de sus filas, había sido despedido de Los Jaivas ante la imposibilidad de compatibilizar sus proyectos paralelos y bajo el escaso estímulo creativo que hoy ofrece el conjunto, además de acusar un período triste y doloroso ante el que, según precisa, el resto de sus ahora ex camaradas no sintió ninguna clase de conmoción. "Suspendí todas mis actividades, por exclusividad con ellos. Después me dijeron que no les gustó la alternativa y me pidieron que me fuera", contó el también líder de la banda Chilatin Beats.
"Es imposible que ellos se hayan portado mal con Ankatu o que hayan tenido algún tipo de crueldad. Están hablando de Juanita, Claudio y Mario, a quienes conozco muy bien. Y sé que son leales y fieles", ataja Aurora Alquinta, al teléfono desde su actual residencia en Francia y en torno al medio hermano con el que sólo comparten padre: mientras ella junto a Moisés son fruto de la relación del músico con la ex bailarina Mónica Monsalve, Ankatu y Eloy (fallecido en 2004) nacieron en su anterior matrimonio, con la arquitecta Verónica Ross, quien murió en 1990.
Alquinta sigue: "Siento que para Ankatu también era necesario cortar y focalizarse en sus proyectos, darle más prioridad a las distintas instancias en las que está involucrado. No me parece tan grave. Hay pasiones del momento y probablemente muchas cosas se explican desde ahí. Quiero entender que sus reacciones tienen que ver con desentendidos y cosas que quizás aún no están claras. Por ahora, me parece que es algo a lo que no hay que darle muchas vueltas".
Más allá de la partida del músico, entre sus seguidores se ha apuntado al carácter emotivo del quiebre: el apellido Alquinta se evapora para siempre de la historia de Los Jaivas. Otros han advertido el trance histórico del nuevo escenario: se trata del primer gran cisma que golpea los lazos privados de la agrupación, bajo imputaciones de diverso calibre y heridas casi sin cura, traspié inédito en un grupo que siempre apeló a su espíritu familiar como garantía de estabilidad (ver columna). Alquinta sigue: "El apellido Alquinta siempre estará en Los Jaivas, porque ahí están las creaciones de mi padre. El lo defendió para todas las generaciones. Jamás va a desaparecer, por lo que eso no me preocupa en lo absoluto, no es tema para mí".
Aparte de su genética, la también cantante -nacida durante la residencia del conjunto en los 70 en Argentina y siempre apuntada como la "regalona" del "Gato"- habla desde un claro sitial de autoridad. En febrero de 2003, a pocas semanas de la muerte de su padre, tomó su vacante y se alzó como la voz principal de Los Jaivas, participando de la gira local Gato Presente. Eso sí, en agosto de esa misma temporada, decide abandonar el colectivo debido a asuntos familiares. La artista, hoy parte del grupo de música afrocubana Yemaya La Banda en Francia, profundiza: "Tuve que elegir entre la banda y mis hijos, así que me decidí a potenciar mi vida personal. No podía con ambas cosas. Eso sí, hoy no me cierro a volver a cantar con ellos. Quizás un día se pueda concretar".
Ya en esos mismos shows de 2003, Alquinta empezó a percibir el guantazo de nocaut que significó el deceso de su progenitor para el resto de sus compañeros, entendiendo -según detalla- la parálisis creativa que hoy atraviesan, uno de los puntos citados por su hermano para poner fin a su historia en la banda. "Me parece totalmente normal si no hay nuevos discos, ya que los principales motores de creación no están ahí: 'Gato' ya partió y Eduardo Parra dejó Los Jaivas, por lo que es natural lo que les sucede hoy", remata.