Por primera vez desde que su padre muriera en 1993, Juan Pablo Escobar, ahora llamado Juan Sebastián Marroquín Santos, habló sobre su padre: el famoso narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria. En una entrevista exclusiva con el diario argentino Perfil, el hombre de 32 años relató cómo fue su niñez, llena de lujos, detalles inéditos de la personalidad de su padre y cómo ha sido su vida en Argentina, donde ha residido desde 1994 en el anonimato.
Marroquín Santos explicó al medio argentino que en su infancia "vivía en un mundo de exageraciones... Tenía un zoológico con jirafas, elefantes, cebras y demás. Mi viejo elegía los animales de la National Geographic. Era un mundo surrealista". A diferencia del perfil violento que tenía como narcotraficante, Pablo Escobar era un padre cariñoso. Según relató su hijo, "me enseñaba a jugar fútbol y a andar en bicicleta. Me leía cuentos y cantaba las canciones de Topo Gigio".
Según Marroquín, el capo colombiano "era un hombre muy sencillo en su manera de vestir y hablar; nunca decía malas palabras... detestaba las cadenas de oro y todo lo que brillara". En su niñez no sabía los delitos que cometía su padre, hasta que él comenzó a salir en las noticias todos los días. El hombre relató que tras descubrir la realidad enfrentó a su padre y cuestionó el uso de la violencia, "me queda la tranquilidad de habérselo dicho", afirmó en la entrevista.
Debido al "trabajo" que tenía su padre, Marroquín, su hermana y su madre debían tener cuidados diarios. Según relató, "estábamos acostumbrados a mandarnos cartas en clave, para que los mensajes no cayeran en manos equivocadas. Si eso pasaba, perdíamos la vida... Todos nuestros relojes estaban cronometrados y si llegaba tres minutos después a reunirme con mi padre no lo encontraba". El hijo del capo colombiano contó también que sufrieron entre cinco y seis intentos de secuestro.
El 2 de diciembre de 1993, la policía colombiana interceptó una llamada que hizo Pablo Escobar a su hijo y pocos minutos después lo mataron. Según contó Marroquín, las últimas palabras de su padre por el télefono fueron "ahorita lo llamo". Tras conocer su muerte, el joven de 16 años juró vengar su muerte, de lo que se retractó poco después. Sin embargo, por ello debió dejar Colombia.
Los años de anonimato
En 1994, Marroquín llegó a Argentina. "Ser un NN cualquiera fue la mejor experiencia de mi vida. Que nadie se llenara de temores porque yo era 'el hijo de'", sostiene. El, su hermana y su madre cambiaron de nombre y comenzaron a vivir en el anonimato. El hombre contó que "me dio mucho miedo experimentar esa libertad. Me daba miedo ir a comprar una hamburguesa solo, era como ir a un campo minado. Hasta entonces había vivido toda mi vida encerrado y con escoltas, en una burbuja".
El hijo del capo no fue a ver la tumba de su padre por más de una década. Sólo el año pasado volvió a Colombia y fue a visitar el lugar de descanso de Pablo Escobar, pero sólo por 15 minutos. Marroquín, además, negó que la fortuna de su padre, la cual la revista Forbes tasó en US$ 3 mil millones, esté escondida. El hijo del capo de la droga dijo que todo ese dinero se lo llevó el gobierno colombiano tras la muerte de su padre.