Se fue a China pensando en quedarse por seis meses y ya lleva cuatro años viviendo en Shanghai. Cristóbal Lessmann, el segundo de los tres hijos del presidente ejecutivo del grupo Gildemeister, Ricardo Lessmann, partió al gigante asiático apenas terminó ingeniería comercial, para aprender chino mandarín.
En eso estuvo durante dos años, pero antes de partir creó junto a su socio, Juan Pablo Honorato, L&H, firma que comercializa artículos publicitarios. Lessmann los adquiere en China y Honorato los vende en Chile.
Los primeros envíos fueron en 2007 y este año esperan ventas por US$ 2 millones, casi el doble que el primer año.
"Al llegar a China, lo primero que uno enfrenta son problemas de comunicación, por el idioma. Todo lo que en el país de uno resulta fácil, allá se puede convertir en algo muy complicado", cuenta.
Y, además de conocer China, su cultura y el idioma, el principal consejo que da a chilenos que quieran invertir allá es "conocerse con la contraparte y crear una relación de confianza, porque con eso se logra hacer negocios", cuenta.
Su experiencia viene de la relación que mantiene con los proveedores de L&H, con quienes se reúne frecuentemente para elegir artículos, negociar precios y supervisar la calidad de los productos. "Hay que ir muy preparado a las reuniones, porque los chinos estudian mucho. Si se trata de un lápiz, tienes que saber todo sobre un lápiz", dice.
También aconseja tener reuniones presenciales, porque "en internet uno puede encontar una cosa, pero en la realidad puede ser otra". Además de ocuparse de su compañía, desde septiembre del año pasado, Lessmann es el gerente de la oficina de Gildemeister en Shanghai. Entre sus tareas, se cuentan controlar las cargas que se envían a Chile, supervisar los controles de calidad y coordinar los despachos .