Bajó la pobreza, pero se mantuvo al desigualdad. Esa fue la principal conclusión del gobierno tras analizar los resultados de la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2013.

Según la información recogida por la muestra, los hogares del primer decil, de menores recursos, registraron ingresos del trabajo equivalentes a $ 63.697 mensuales per cápita; 8,1% más que en 2011. Al otro extremo, las familias del decil de más recursos percibieron $ 2.299.780 por integrante; 14,5% más que en la Casen anterior. Esto hizo que este último grupo concentrara el 36,5% de total proveniente de fuentes laborales.

Pero la participación en los ingresos totales del 10% más rico baja a 35,4% si se considera el ingreso autónomo; es decir, aquel que incluye sueldos y ganancias provenientes de trabajo independiente, renta de propiedades, ingresos por interés, bonificaciones, gratificaciones, jubilaciones y pensiones, entre otras transferencias privadas.

Bajo este prisma, el decil más rico registra ingresos autónomos per cápita por $ 2.600.969, lo que equivale a 15,7 veces más que los $ 91.659 por integrante del grupo familiar del 10% más pobre.

Sin embargo, al examinar las cifras, existe una diferencia entre la nueva metodología que utilizó el gobierno y la tradicional.

De acuerdo a los informes del ministerio de Desarrollo Social, la desigualdad en los ingresos autónomos bajó de 39,9% a 35,4% entre 2011 y 2013 según el cálculo tradicional que ajusta los ingresos por Cuentas Nacionales.

En cambio, la metodología nueva -que deja atrás esa corrección- arrojó que el 10% más rico concentró el 29,1 % de los ingresos reportados; solo 0,7 puntos porcentuales (pp) menos que en 2011. El Gini -que mide desigualdad en una escala de 0 a 1- se mantuvo estable bajo ambas miradas (ver infografía).

La misma tendencia se observa en los ingresos monetarios. Además de las fuentes laborales y autónomas, esta variable incluye los subsidios o transferencias otorgadas por el Estado. En este ámbito, la participación del 10% de mayores recursos bajó de 24,3% a 21,7% entre las dos últimas encuestas. Con la nueva metodología, en cambio, pasó de 17,7% a 17,1%.

"Sin ajuste por cuentas nacionales, el indicador se aleja aún mas de la verdadera desigualdad de ingresos, porque por lo general las encuestas subestiman los ingresos de los más ricos", señaló Claudia Sanhueza, académica del Instituto de Políticas Públicas de la UDP. La especialista agregó que un indicador como el Gini, por ejemplo, "es muy sensible a lo que pase con los ingresos de los más ricos". Por todo ello, considera recomendable corregir el subreporte de los ingresos de los estratos altos.

Para Sergio Urzúa, profesor de la U. de Maryland e Investigador asociado a Clapes-UC, lo que ocurrió en el índice 10/10 "es una caída importante que no minimizaría en la discusión del impacto de la economía sobre la desigualdad". A su juicio, estos datos no permiten concluir tajantemente que la distribución de ingresos se mantuvo estancada.

El reporte del ministerio también dejó a la luz que los grupos de mayores recursos reciben beneficios estatales. La información indica que en 2013 el 10% más rico de la población recibió 1,8% de los subsidios entregados, el 10% siguiente 2,3% y el octavo, 3,8%. El segmento de menores ingresos se llevó el 28,1% del total; para este grupo de la población los subsidios monetarios representan el 41,3% del ingreso total de su hogar.