De los 155 rescatados con vida en el mar junto a Lampedusa, 154 proceden de Eritrea, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). A pesar de que la guerra civil siria ha hecho crecer el número de ciudadanos del país árabe que buscan las puertas de Europa, la inmensa mayoría de los que arriesgan su vida en el canal de Sicilia proceden de los tres mayores países del Cuerno de Africa: Etiopía, Somalia y Eritrea.

Este último país es uno de los más cerrados del continente, bajo el régimen de su presidente Isaías Afewerki, en el poder desde su emancipación (1993). Según Amnistía Internacional, están prohibidos los partidos de oposición, los diarios independientes y las ONG. El servicio militar -incluso para los niños- es obligatorio y miles de prisioneros se apelotonan en las cárceles bajo condiciones "inhumanas".

En Somalia, a su vez, hay una guerra entre las fuerzas del gobierno con apoyo de la Unión Africana y la organización islamista Al Shabab, que hace dos semanas atacó un mall de Nairobi. Sin embargo, no hay cifras fiables de las víctimas de esta guerra, un episodio de un conflicto que ya tiene más de 20 años. Asimismo, toda la región está recuperándose de la peor sequía en 60 años, cuya subsecuente hambruna causó 258 mil muertos sólo en Somalia. En su mayoría, niños menores de cinco años, según la FAO. Según Unicef, ocho millones de personas aún necesitaban ayuda humanitaria en la región. Alrededor de un 30% de la población etíope vive bajo el umbral de la pobreza, mientras que la renta por habitante en Eritrea a duras penas supera los US$ 500.