Once de la mañana del jueves 11 y 11 tipos ensamblados como orquesta son pura sincronía musical, hasta que el cantante, en una pausa de Calculadora ("dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis…"), gira hacia el baterista y amable -pero enérgico-, le dice "¡métele!". Con polera de Kill Bill es Humberto Sichel (33), el periodista que este año debutó en la conducción de Ultima mirada, de Chilevisión, tras varias temporadas a cargo de Cadena nacional, de Vía X, donde le sacó lustre a la faceta de entrevistador.

Pero en este momento, Sichel no tiene nada que ver con el periodismo, sino que es artista. Figura al centro de una sala de Ñuñoa, rodeado por una decena de músicos divididos entre bronces, teclado, contrabajo, percusión y batería. Son todos jóvenes y discuten los arreglos, repiten partes, prueban distintas posibilidades de un pasaje o el cierre de una canción, la disciplina previa a un concierto, en este caso, el debut de este martes en el Liguria de Manuel Montt. Desfilan clásicos con más de 50 años, cuando las orquestas eran las factorías de éxitos y bailar era un asunto elegante, de un garbo hoy desvanecido.

El conductor de noticias canta Corazón de melón, El bodeguero, El yerbero moderno, entre varios infaltables en las fiestas de antaño. ¿Cómo llegó a esta música? Consecuencias de una sobremesa: "En un almuerzo familiar hace años, tomando algo, un tío puso la Huambaly. Fue como 'qué buena la banda'. Típico que uno ubica algunas, pero escuchamos, por ejemplo, Tengo una esperancita, canciones que yo no conocía. ¿Si sabía de ellos? Poco. Mi tío me contó que la orquesta tocó en el bautizo de mi mamá, porque eran amigos de mi abuelo. Me dijo que eran una banda popular, que hacían chachachá en el Nuria en los 50, y ahí empecé a investigar".

Sichel habló con Valentino Baos, el tecladista de Cadena nacional. Él se encargó de contactar a los músicos. La única condición es que fueran jóvenes. El conductor los reunió en su casa, dejó en claro que no era cantante, sino periodista, "y que por lo mismo debía salir excelente, no puede haber factor de error para que me hagan bolsa". Así nació Orquestabuena, el nombre de este combo tropical.

¿No era más fácil hacer de DJ o formar un grupo de rock?

Tuve una banda en el colegio, pongo música en fiestas con otro amigo, pero desde hace mucho tenía la idea de armar un conjunto que sonara así. Siempre me gustaron los bronces. Cuando los escuchas en vivo, dan otro color a la música.

¿Tiene idea de cuánto ha gastado?

Varios millones, pero no se cuánto. En pura ropa me eché como tres palos. Invertí buena parte de los ahorros que tenía.

¿Tiene pretensiones serias?

Si, a largo plazo, agregar coros, bailarines, algo de la puta madre, bien hecho. Quiero registrar estas canciones y meter temas de Los Peniques como Vacilón. Algunas las quiero grabar con bases. Pero ahora lo que quiero es tocar. He tenido que ir a ver humitas, corbatas, hablar con gente, mover ensayos. Lo hago todo, de señor Corales. No tengo manager.

¿Alguna relación con proyectos de otros animadores, como Sergio Lagos y Jean Philippe Cretton, que tienen sus bandas?

Ninguna. Es rico encontrarse, que exista gente que le guste la música, de distintos ámbitos. Me llamó la atención esto, que es un piño de personas. Cuando suene y estemos bien amplificados, con un ingeniero y los tipos vestidos tocando, cómo no van a bailar. Me gusta el concepto de que la gente tenga una fiesta.

Según el periodista, el número será completo. Eso quiere decir que encarnará el personaje mezcla de maestro de ceremonias y humorista, característico de los crooners. "Voy a contar por qué hicimos esto, de qué se trata, qué es lo que queremos. Estoy hablando con Fabrizio Copano y nos vamos a juntar para hacer un monólogo tipo Sinatra en Las Vegas, donde se palanqueaba a Sammy Davis Jr. y a Dean Martin".

A la hora de asumir el rol de cantante, el conductor explica: "Es un camino largo. He tenido dos profesores. Y tengo una afonía hace mucho rato por no saber respirar. Con la pega de la radio y la tele, hablo todo el día. Ahora estoy con Fernanda Carrasco como profe, y voy en la parte de aprender a respirar bien, de impostar la voz. Si me gusta, tiene que haber un cambio de vida.

¿Fuma?

Si, y estoy tratando de dejarlo. Pero fumo cuando carreteo y se da una mala mezcla porque estás al aire libre, la garganta pelada, viento y piscola. Obvio que hace mal.

¿Algún referente como cantante?

Inmediatamente Humberto Lozán (la voz de la Huambaly). Lo he analizado en las clases, y tiene que ver con abrir la caja, los espacios de la cara. El Macha (de Chico Trujillo) es inevitable. Es seco, sobre todo por el valor que le da al rescatar este tipo de música.