A estas alturas es una obra huérfana, abandonada a la suerte de padres putativos que le quieren dar una nueva vida. Su existencia ha sido de correcaminos internacional y su padre, el compositor mexicano Daniel Catán, dejó este mundo en abril de 2011, justo cuando había cumplido 62 años. Desde aquel momento, Il postino se ha presentado en siete ocasiones, desde Los Angeles a París, pasando por Viena.

Ahora le llegó la oportunidad de presentarse en Chile, el país donde transcurren los hechos que inspiraron a Antonio Skármeta el relato original. Fue primero una película del propio Skármeta, del año 1983, y protagonizada por Roberto Parada y Oscar Castro. Luego, vino una obra de teatro, con Julio Jung, también en los años 80. Finalmente, esta historia saltó al cine con dinero, ese que se hace en Europa con capitales multinacionales y que contó con Philippe Noiret, Massimo Troisi y Maria Grazia Cucinotta en los principales roles.

Cuando ya parecía que a este relato de amor y aprendizaje se le habían acabado las adaptaciones posibles llegó la ópera de Daniel Catán, quien adoptó el título del filme italiano y también le dio algo de paisaje chileno a la acción.

"La película del inglés Michael Radford llevaba todo a los años 50 a la costa mediterránea. Daniel (Catán) quiso devolver la trama a Chile y contextualizarla en los días previos al golpe militar. Esto era muy importante para él, para el propio Plácido Domingo y para mí, que sufrí los embates de la dictadura al salir exiliado de Brasil en los años 60", comenta Ron Daniels, el director de la puesta en escena de Il postino.

La ópera se estrena en Chile el lunes 9 de julio con el mismo elenco que la dio a conocer por primera vez en la Opera de Los Angeles el 23 de septiembre de 2010. Es decir, con Plácido Domingo como Pablo Neruda, Cristina Gallardo-Domâs en el rol de Matilde Urrutia, Charles Castronovo en el personaje del cartero Mario y Amanda Squitieri como Beatrice. Ese es el llamado elenco internacional, porque en el denominado estelar están el español Vicente Ombuena en el personaje de Neruda, su compatriota Israel Lozano como el cartero y repiten Gallardo-Domâs y Squitieri.

"Somos casi una compañía itinerante, como un musical que recorre el mundo. Nos conocemos la ópera de memoria y después de estas funciones volvemos a presentarla a España", comenta Gallardo-Domâs, la soprano chilena radicada hace 20 años en España.

"Mi personaje es bastante exigente, tiene unos dúos muy difíciles con Plácido Domingo y, al mismo tiempo, es un rol algo ingrato, pues no está siempre en el escenario. Eso significa que debo estar siempre alerta para entrar y no equivocarme en mis apariciones. No es lo mismo que estar cantando continuamente, donde si te equivocas lo puedes arreglar en el camino", explica la soprano.

¿Es una ópera de hombres?

Se puede decir que sí. Hay una relación de maestro y alumno entre Domingo y el cartero. Al mismo tiempo hay un contexto político-social que también yo llamaría muy masculino. Es curioso, porque entre los planes del compositor Daniel Catán estaba el de alargar mi parte en el futuro. Lamentablemente él murió y no se pudo hacer.

Quien sí logró algunos arreglos en la producción fue Plácido Domingo. Según Ron Daniels, el tenor madrileño siempre sintió que le faltaba una gran aria. "Se la sugirió a Daniel Catán y este se la compuso", recuerda.

Un moderno Cyrano

El relato que en todas partes ha circulado bajo la chapa de historia de amor es en realidad algo más que un mero romance. Es la historia de aprendizaje, a lo maestro y alumno, entre Neruda y Mario.

"Está este muchacho, Mario, que se enamora de Beatrice. Y está Neruda, siempre en compañía con Matilde. Pero sobre todo está la relación entre el poeta y el cartero. Es como un Cyrano de Bergerac moderno que le enseña a Mario como amar. Con la única diferencia de que a él no le interesa la chica. Es más, al principio rehúye a Mario, le dice que no tiene mucho que hacer con su caso", cuenta Grant Gershon, director musical de la ópera.