Con un tuit programado, que decía "los quiero" y que tenía un link hacia su blog, el bioquímico de 33 años Pablo Ramdohr advirtió públicamente sobre su decisión de quitarse la vida. En Twitter era conocido como @opiado y en su blog anunciaba la forma en que se autoeliminaría.

Cerca de las 13.00, el mensaje llamó la atención en la red social Twitter y a los pocos minutos comenzaron a aparecer mensajes pidiendo a sus amigos y familia que lo buscaran. Pero ya era tarde, Pablo Ramdohr había muerto en su departamento ubicado en el barrio Bellas Artes, en el centro de Santiago.

En su texto de despedida, el ex estudiante de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica argumenta que "sucede que tengo la simple mala suerte de tener una mente rota". Y explica que "vivo angustiado de lo que sucedió, de lo que sucederá, vivo momentos de soledad y desesperación que duelen y arrugan tanto el alma".

Lo ocurrido con el bioquímico generó impacto entre los tuiteros, quienes durante toda la tarde del domingo se preguntaban si se trataba de una broma o si, efectivamente, una persona había decidido despedirse a través de las redes sociales y anunciar su muerte.

El cuerpo está en el Servicio Médico Legal, donde se establecerá la causa y la hora del fallecimiento.

Manuel Farías, amigo hace cuatro años de Pablo Ramdohr, indicó que "era muy inteligente. Uno nunca se va a imaginar una cosa así".

El médico Juan Maass, jefe del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico Félix Bulnes y director de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía, sostuvo que "los pacientes suicidas siempre están luchando desesperadamente entre vivir felices y este deseo de morir. No son personas que están totalmente vencidas y que uno podría ayudarlos con esa lucha". El profesional añadió que "él parece un suicida con harta conciencia del otro, por todo lo que escribió y los mensajes que dejó".