La neurociencia ha dejado claro que hay ciertas zonas del cerebro en las que se van generando nuevas células durante toda la vida, lo que explica cómo y por qué los humanos tenemos potencial de aprendizaje sin fecha de vencimiento. Una buena noticia, especialmente si pensamos en quienes, por alguna razón, vieron interrumpido el progreso de sus circuitos neuronales para desarrollar funciones específicas. Es el caso de la discapacidad cognitiva, una condición que hoy está lejos de ser sinónimo de limitación. "Hoy sabemos que el sistema nervioso usa distintas redes compensatorias para lograr inserción tanto educacional como laboral", explica el doctor Rodrigo Chamorro, neurólogo infanto juvenil.
La explicación de Chamorro va de la mano con el objetivo final de la Fundación Descúbreme: la inclusión de las personas que presentan discapacidad cognitiva. Un objetivo ambicioso, si se toma en cuenta que los números reflejan una realidad que no da para sentirse orgullosos: el 70,8% de la población mayor de 15 años con alguna discapacidad no realiza un trabajo remunerado.
Esos datos ya están en el escritorio de Catalina Saieh, presidenta de la Fundación que se lanza oficialmente hoy en el Parque Araucano. La ceremonia incluye una actividad artística para que un grupo de familias juegue a construir un espejo hasta mirarse en él y descubrirse, como dice el nombre de la Fundación. Una dinámica que también invita a descubrir que el tema de la discapacidad está más cerca de lo que nuestra atención a veces depara: el primer Estudio Nacional de la Discapacidad en Chile dice que uno de cada tres hogares en el país tiene, al menos, a un miembro con algún tipo de discapacidad. "Yo creo que somos una sociedad empática. Pero tenemos que empezar por ver al otro para entenderlo y darle un espacio real en nuestra sociedad", dice Saieh.
Ese es precisamente el plan inicial de la Fundación: sensibilizar a la población. "Si tú le preguntas a cualquier persona, no tiene idea qué es la discapacidad cognitiva. La gente tiende a alejarse cuando escucha la palabra discapacidad, pero es porque no la conoce, no porque no quiera acercarse", explica Saieh, quien regresó desde Estados Unidos y se hizo cargo de la entidad en marzo pasado. En palabras simples, las personas que presentan esta condición no tienen un circuito cerebral preparado para el desarrollo de nuevos aprendizajes de un modo común y eficiente. "La discapacidad cognitiva por sí misma es diversa, puede verse afectada una vía sensorial, el lenguaje o los circuitos emocionales", explica Chamorro, neurólogo que colabora con la entidad.
Pero como las neuronas hacen su trabajo en el cerebro, la tarea pendiente está afuera. Para eso, la Fundación quiere posicionarse como una plataforma que colabore en un proceso que concluya con la persona con discapacidad sintiéndose parte de la comunidad. "Queremos ayudar a que el potencial de las personas con discapacidad cognitiva se desarrolle y que la sociedad ayude a construir el contexto para que ese potencial pueda incrementarse", comenta Saieh.
Esa labor de inclusión ha estado encaminada por algunos colegios e instituciones con los que la Fundación pretende trabajar. Pero más allá de la formalidad, hay un foco del que hacerse cargo: el ciclo vital. "Queremos apoyar las iniciativas que ayuden a los niños y jóvenes a través de su ciclo vital, a convertirse en el gran aporte que pueden ser y ya son para nuestra sociedad", dice Saieh, a modo de resumen. Eso significa, por ejemplo, colaborar en la detección temprana de la discapacidad cognitiva. También hay una tarea pendiente con los padres. Un primer paso es asumir que el tema está presente. Otro es saber dónde acudir, cómo actuar y entender las herramientas -políticas públicas, por ejemplo- que están a su alcance. Además, reforzar educación, la capacitación y facilitar el proceso de inserción.
"Las neuronas espejo son el mejor argumento de la ciencia para la educación inclusiva, porque aprenderemos más al estar en contacto con otros que lo hacen eficientemente", explica Chamorro. ¿Un ejemplo? La capacidad de aprender una actividad desde la observación queda demostrada en algo tan simple como tejer.
Finalmente, la inserción es clave: "Con la inclusión cambia el entorno completo de las personas y ahí queda claro que sí somos empáticos. A las personas con discapacidad cognitiva les dicen muchas veces que no: 'no vas a poder hacer esto o lo otro'. Y darse cuenta de pronto que sí pueden, que lo hacen bien y que el resto reconoce que lo hacen bien, es un golpe impresionante de autoestima y una lección valiosa para todos", concluye Catalina Saieh.