Sorprendiendo al mundo y a quienes abogaban por Sakineh Ashtiani, la justicia iraní liberó a la mujer de origen azerí que estaba condenada a morir por lapidación. Así lo afirmó ayer el Comité contra la Lapidación, con sede en Frankfurt. Ashtiani (43), sentenciada por adulterio y complicidad por el asesinato de su marido, salió de la cárcel junto con su hijo y su abogado. El anuncio de su liberación coincidió con la divulgación de varias fotografías de Ashtiani y su hijo en su casa, en la ciudad de Osku, en el noroeste de Irán, tomadas supuestamente el lunes pasado.
El 23 de noviembre, un alto funcionario del régimen iraní dijo que se había abierto la puerta a la conmutación de la pena de Ashtiani. Ello, después de una fuerte presión internacional. La mujer fue en un principio condenada a ser lapidada, pero la ejecución quedó en suspenso en septiembre, para ser revisado su caso debido a las protestas de países occidentales y organizaciones de derechos humanos. Gran parte de este tiempo lo pasó en una cárcel de Tabriz.
Bajo la ley islámica, vigente en Irán desde 1979, el adulterio puede ser castigado con la lapidación, mientras que otros cargos, como asesinato, violación, robo a mano armada o tráfico de drogas, también contemplan penas capitales.
El hijo de Sakineh, Sajjad Ghaderzadeh, y su abogado, Javid Houtan Kian, fueron detenidos a principios de octubre, junto a dos periodistas alemanes que los entrevistaban, después de meses de hacer campaña para que liberaran a su madre. Los reporteros también habrían sido liberados, según el comité. Fuentes iraníes han informado de que Sakineh y su hijo han sido liberados bajo fianza, aunque se desconoce la cantidad.
Ashtiani, de 43 años, ha sido víctima de un proceso irregular y confuso. Fue condenada a morir lapidada en 2006, por haber cometido adulterio. Tras agotar todos los recursos posibles, su entonces abogado, Mohamed Mostafaei, hizo pública su situación en julio, atrayendo la atención mediática mundial, denunciando las irregularidades del proceso.
La mujer, que quedó viuda en 2004, ya había sido previamente juzgada por mantener "relaciones ilícitas" (en Irán todas las relaciones sexuales fuera del matrimonio son ilícitas) y condenada a 99 latigazos. Pero durante el juicio por el asesinato de su marido, en el que ella no estaba imputada, un juez acusó a Sakineh de adulterio, al asegurar que esas relaciones ilícitas se produjeron antes de la muerte del esposo. Por eso fue condenada a morir lapidada. En todo este proceso, a la mujer se le acusó incluso de ser cómplice en la muerte de su esposo. Además, Ashtiani apareció en dos ocasiones ante las cámaras de televisión, "confesando" su culpabilidad en los crímenes que se le imputaban.
La movilización de la comunidad internacional se acrecentó después de que el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que mantiene buenas relaciones con el Presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, ofreciera asilo político a Ashtiani, demanda que fue rechazada por las autoridades de Irán.