Irlanda del Norte registró esta semana los peores incidentes de violencia en más de una década, que llevaron al primer ministro de la región, Peter Robinson, a ofrecer una mediación para resolver el conflicto entre grupos nacionalistas y protestantes. El martes en la noche, unos 400 manifestantes se enfrentaron en las calles de Short Strand, un enclave católico al este de Belfast, situado en una zona mayoritariamente protestante.

Durante los disturbios, un fotógrafo británico de una agencia de noticias resultó herido de bala. El Servicio de la Policía de Irlanda del Norte confirmó ayer que abrió una investigación para determinar si el profesional fue blanco de un intento de asesinato y sostuvo que, detrás de la violencia, estaría el grupo paramilitar protestante Fuerza Voluntaria del Ulster.