Iron man fue la punta de lanza. La primera película de Marvel Studios como una empresa independiente, que produce íntegramente sus propios filmes, en vez de tener que hacerlo a través de otras compañías. Por eso no extraña que la segunda parte, que debuta mañana en Chile y la próxima semana en Estados Unidos como uno de los estrenos más esperados del año, sirva como una especie de plataforma para potenciar los ambiciosos planes de la empresa. Y las expectativas no son gratuitas: la primera entrega recaudó más de US$ 585 millones en el mundo, recibió halagos de la crítica y sirvió para resucitar la carrera de su protagonista, Robert Downey Jr.
Las señas más explícitas son al más grande de los proyectos de Marvel, la cinta Los vengadores, que para su estreno en 2012 pretende unir en la misma película a Iron Man (Robert Downey Jr.), Hulk (Edward Norton), Capitán América (Chris Evans), Thor (Chris Hemsworth) y Nick Fury (Samuel L. Jackson), todos los cuales, además, tendrán su propio filme. Por eso, el mismo Jackson aparece dentro de Iron Man 2 como Nick Fury y, hacia el final del metraje, él y el alter ego de Iron Man, Tony Stark, discuten el "proyecto Vengadores" y las probabilidades de que Stark sea parte de la aventura. Otro guiño es la presencia del agente Coulson (Clark Gregg) miembro de la agencia S.H.I.E.L.D. que ya aparecía en la primera parte y que, se repitiría en las cintas sobre Thor y el Capitán América.
Pero además, Marvel utilizó Iron man 2 para introducir y, de paso, probar, otro de sus personajes clásicos: la superheroína Black Widow, interpretada por Scarlett Johansson. En esta cinta, la actriz tiene un papel muy secundario, relegado, casi, al adorno, con pocos diálogos y sólo una secuencia de acción, pero los rumores sobre una posible película en solitario o una aparición en Los vengadores (en los cómic, ella es parte del grupo) ya suenan fuerte. La misma Johansson se refirió al tema: "Black Widow tiene un legado de más de cuarenta años y una potente historia de origen. Así que hay mucho que contar", dijo .
Esta nueva entrega, que retoma la acción seis meses después del final de la primera, tiene abundancia de antagonistas y de tramas que se desarrollan con más o menos detalle. Así, Tony Stark se enfrenta al acoso del gobierno de EE.UU., que quiere robarle su invento para manufacturarlo en serie, a un competidor desleal encarnado por Sam Rockwell; y al vengativo Ivan Vanko (Mickey Rourke), un físico que quiere destruirlo por rencillas del pasado. Pero además, el personaje de Downey Jr. debe lidiar con los problemas de salud que le trae su "corazón" nuclear, que lo tienen con una gran inestabilidad emocional.
Toda esa mezcla se traduce en una película con menos acción a lo largo del metraje y con largos pasajes informativos. Así, la mayoría de los efectos especiales y peleas pirotécnicas se reservan para los últimos 30 minutos. Gwyneth Paltrow reaparece aquí como Pepper Potts, la fiel asistente e interés romántico de Stark, pero con intervenciones un poco más lucidas. Mientras que Downey Jr. sigue demostrando por qué Iron Man es el rol que resucitó su carrera. Las primeras críticas del filme, que se mostró ayer a la prensa, fueron mixtas. "Todo lo entretenido y fantástico de la primera desapareció en la secuela", sentenció The Hollywood Reporter. Mientras que Variety matizó: "No es tan divertida como su predecesora, pero al final, será suficiente (para la taquilla)".