Era 1962 y una de las novelas de espías del británico Ian Fleming estaba a punto de saltar al cine. Entonces, la revista norteamericana New Yorker le pidió a Fleming que diera luces sobre cómo era el personaje principal. La descripción no daba para entusiasmarse: dijo que era fome. Poco interesante. Pero, al menos, le pasaban cosas. Tan apagado era el personaje, que a la hora de buscarle un nombre se decidió por el de un ornitólogo estadounidense de quien tenía algunos libros en su biblioteca: James Bond. Para Fleming, era el nombre más aburrido que había escuchado en su vida. También le pareció poco romántico y bien anglosajón, aunque muy masculino.

Esa desfavorable descripción del protagonista, sumado a lo poco interesante que lo encontró la crítica en las novelas, no le daban crédito a lo que vemos 50 años después: el agente 007 es un éxito cinematográfico y este mes se estrenó en Chile "Skyfall", la película número 23 de la saga. ¿Qué nos gustó de este personaje que, pese a ser plano y aburrido, permanece en cartelera con éxito de taquilla? Nos cautivó su elegancia. Sus trajes a la medida, los modelos del auto Aston Martin que manejaba y hasta la manera de pedir el Martini "agitado, no revuelto". Pero también su sicología. Porque las investigaciones han revelado que la mente de este espía británico es de una complejidad mayor de la que aparente su acartonada figura. Es tan potente que consigue lo que quiere. No sólo eso: un estudio de la Universidad Estatal de Nuevo México, en Estados Unidos, dice que contiene lo que se denomina la triada oscura: rasgos sicopáticos, narcisistas y maquiavélicos. Y el mismo estudio explica que hay una razón evolutiva por la cual esa triada resulta tan atractiva para el resto, especialmente para las mujeres: son rasgos relacionados con la capacidad de sobrevivencia. Eso explica lo que, según la siquiatra y cinéfila de la Universidad Mayor, Maritza Bocic, provoca la personalidad de James Bond: que los hombres se proyecten y las mujeres se enamoren.

Elegante como el martini

¿Había visto antes a un héroe de esmoquin que luego de una pelea lo primero que hace es arreglarse la corbata? James Chapman, profesor de estudios cinematográficos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, quien se dedicó a investigar el fenómeno de James Bond, explica que el espía es un héroe que encaja en la fantasía que todos tenemos, porque conjuga la fuerza y la sofisticación. Más específico aún, el crítico de cine Desowitz Bill, autor del libro James Bond Unmasked, detalla que el espía sabe cómo llevar un esmoquin, tiene la sutileza de quien toma un martini con vodka y, por supuesto, se maneja en el arte de la seducción. "Tiene confianza sexual, profundidad de conocimiento, sofisticación", resume Bill.

Una clave que potencia esta característica es su nacionalidad inglesa. Si usted tuviera que pensar en un héroe norteamericano, tal vez llegaría a Rambo de Stallone o algún personaje de Schwarzenegger. Pero Bond es el polo opuesto y representa gran parte del imaginario británico: es patriota y admirador de la corona inglesa. John Cork, autor del libro James Bond: El legado, argumenta que esta característica tiene mucho que ver con el creador del personaje y el contexto histórico. Ian Fleming era un ex oficial de inteligencia naval británico que escribió la serie Bond, partir de 1953, cuando el Imperio británico venía de vuelta de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, resumió en su personaje lo que el mundo más amaba de Gran Bretaña. "La elegancia de Inglaterra está perfectamente encarnada en este personaje".

Y todo lo que lo rodea aumenta su atractivo. ¿Quién no soñó alguna vez con el entrañable Aston Martin? Tal vez envidió alguno de sus trajes Savile Row. Bond no muestra una ciudad gótica ni melancólica, muestra lujos, casinos, caviar y mujeres como Halle Berry, Eva Green o Sophie Marceau.

Bond no sufre

Curiosamente, pese a esa rara mezcla de personaje aburrido y elegante, resulta muy atractivo. Así es: Bond resalta en la pantalla grande porque nos identificamos y nos proyectamos en él.

Maritza Bocic explica que este personaje encarna características que determinan al sexo masculino: no sufre, tiene una gran potencia sexual, es inteligente y sagaz. En definitiva, un tipo exitoso que trasciende con seguridad. ¿Qué hombre no ha querido ser como él luego de verlo en el cine? "Los hombres se proyectan y las mujeres se enamoran", resume Bocic. Pero lo que más nos atrae e identifica es su frialdad. Bond no sufre con la soledad y no necesita a otros. Con él desaparece la necesidad de apego. El personaje va de un lugar a otro, pasa por diferentes mujeres, pero no sabemos nada más de él.

El autor principal del estudio de la U. Estatal de Nuevo México, Peter Jonason, explica a Tendencias cómo se despliega la triada oscura en Bond. Veamos: al matar con poco remordimiento, Bond presenta rasgos sicopáticos; el hecho de que siempre esté bien vestido presenta rasgos narcisistas y la precisión con la que manipula a su entorno con el fin de conseguir lo que quiere manifiesta rasgos maquiavélicos. Estas tres características son independientes, pero se relacionan entre sí: facilitan los objetivos de personas que tienen estrategias sociales explotadoras y de conseguir (por ejemplo) sexo a corto plazo. Aunque las personas son conscientes de su manera de actuar egoísta, el hecho de que además tengan alta autoestima y sean extravertidos hace que persistan, pese al rechazo social. Pero ojo: el estudio también deja entrever el lado bueno del espía: pese a ser competitivos e individualistas, las personas con la triada oscura también pueden ser pro sociales y altruistas con el fin de conseguir lo que quieren. Por eso, como dicen los autores, la personalidad fría, seductora y manipuladora de James Bond logra obtener todo lo que desea.

Ojalá que Bond, James Bond, el hombre con licencia para matar, nunca se case ni se jubile. Que tenga una muerte honrosa, en acción, al Servicio de su Majestad. Verlo jubilado, gordo y amargado sería duro. Por qué no, el fin.