Dos estudios independientes han medido las consecuencias en el suelo que dejó el desastre nuclear que afectó a Japón tras el terremoto y tsunami del 11 de marzo de este año.

La Universidad de Tsukuba y la Asociación de Universidades para la Investigación Espacial de Columbia (EE.UU.) realizaron un mapeo global de las sustancias radiactivas, como el cesio-137, que liberó la planta nuclear de Fukushima y que se acumularon en suelos productivos para la agricultura.

Las investigaciones midieron más de 2.000 puntos y 108 localidades con algún grado de contaminación, siendo los más afectados las zonas cercanas a la planta, aunque también se encontraron datos a 500 km de la planta.

Sin ir más lejos, en la zona este y norte de la planta nuclear se detectaron concentraciones de cesio-137 superiores al límite establecido por el gobierno japonés y suficientes para "poner en peligro seriamente" la producción de alimentos en esa zona. Esto es, superior a los 2.500 bequerelios por kilo (bq/kg).

En otras localidades, como Hokkaido, ubicado a 500 km de Fukushima, se midieron concentraciones de 250 bq/kg, lo que es considerado como "impacto parcial" para el cultivo, lo que -según los investigadores- significa que no es necesario limpiar el área para reiniciar alguna producción agrícola.

Con ambos estudios, el gobierno japonés podrá contar con un mapa con los suelos no aptos para la agricultura, un tema no menor, considerando que las sustancias radiactivas como el cesio-137 (que dura como mínimo 30 años en el ambiente) pueden contaminar los alimentos y animales que consumen los humanos, lo que puede provocar un daño a mediano y largo plazo en las personas, como el desarrollo de varios tipos de cáncer.