Tierra quemada (1968) y El afuerino (1971), de Alejo Alvarez, además de Los bandoleros (1967), con Pedro Messone de protagonista. Son algunos de los escasos ejemplos de western que registra la cinematografía nacional. Tras cuatro décadas de esos esfuerzos, el director argentino Diego Rougier (Casado con hijos) renueva la producción local del género con Sal, película filmada en el norte de Chile que se estrena este jueves 17.

Inspirado en los filmes de Sergio Leone, así como en las relecturas más contemporáneas del género -tipo Quentin Tarantino-, Rougier debuta en los largometrajes con una cinta protagonizada por el español Fele Martínez (Tesis), un presupuesto cercano a US$ 1,5 millones, y que tiene como locaciones principales el pueblo de Pica y el desierto de Atacama, además de salares y antiguas oficinas salitreras de los alrededores. "Una zona preciosa y mágica, pero muy inhóspita", dice Javiera Contador, productora y protagonista femenina de la cinta, que incluye humor negro, muchos balazos, planos generales del norte y un cameo de Alvaro Rudolphy.

"El western nunca fue un género que me llamara la atención cuando chica, y el rol de las mujeres allí casi nunca es muy importante, pero Diego le dio una vuelta de tuerca", dice la actriz sobre María, su personaje en la cinta. Una que parte en Barcelona, cuando Sergio (Martínez), un director de cine español, decide viajar a Chile para perfeccionar su guión, pero que termina siendo confundido y perseguido por un sanguinario latifundista (Patricio Contreras) y sus secuaces, interpretados -entre otros- por Gonzalo Valenzuela y Luis Dubó. Allí, Contador encarna a la mujer del villano, María, quien ve en el europeo a quien cree es un antiguo amor.

"María es bien masculina en sus emociones, porque el hecho de estar rodeada de hombres la ha hecho más fría. De alguna manera, tiene que ver con el título, porque si bien la sal conserva, también corroe a las personas", dice.

Tras su paso por algunos festivales extranjeros, Sal llega a los cines locales con 17 copias, antes de su estreno comercial en Argentina, programado para octubre. "La gente nos ha dicho que no parece cine chileno, pero siento que Sal hace un aporte en términos de producción y fotografía, además de sentar un precedente, y creo que la gente ha valorado eso", dice Contador.