"No tenemos idea cuál es su nombre, pero está en todas partes", le afirmó, entre risas, Jessica Chastain (30) hace un par de meses al diario británico The Telegraph sobre cómo ella cree que debe verla la gente. Sólo en 2011, la actriz nacida en Northern California filmó cinco películas, posó de la mano con Brad Pitt en la alfombra roja de Cannes e inspiró a realizadores de la talla de Terrence Malick, protagonizando una de las carreras fílmicas más vertiginosas de los últimos años, una que se inició cuando Chastain era sólo una niña. "Mi abuela me llevó a ver el musical José el soñador cuando tenía cinco años. Recuerdo que había una niña sobre el escenario y pensé: 'Ese es un gran trabajo, amaría hacer eso'", le comentó al diario Daily Mail. Un cuarto de siglo más tarde, su anhelo es ya una realidad, que la tiene como una de las favoritas en la carrera al Oscar -con nominaciones al Globo de Oro y a los premios SAG-, no sólo por una, sino por tres películas: Take shelter, Historias cruzadas y El árbol de la vida.

Esta última cinta fue una de las claves de cómo Chastain inició su paso a la lista de las actrices clase A de Hollywood. Con El árbol de la vida, el público y la crítica se reencontraron con el trabajo de Terrence Malick -uno de los realizadores más místicos y, a la vez, elusivos del cine estadounidense, autor de títulos como La delgada línea roja- y la pelirroja actriz tuvo la posibilidad de actuar junto a Brad Pitt y luego posar para la prensa con él en importantes certámenes fílmicos, como Cannes -donde el filme obtuvo el máximo galardón- y Venecia. En la película, que mezcla imágenes del nacimiento del universo con la relación de un estricto padre con sus hijos en los años 50, la actriz es una frágil madre y dueña de casa.

Un rol totalmente opuesto al de Historias cruzadas, drama ambientado en el Mississippi de los años 60, donde una chica blanca de clase acomodada se atreve a conocer la realidad de una sirvienta de raza negra, en el que Chastain interpreta a una curvilínea mujer -tuvo que engordar varios kilos para alejarse de su delgada contextura- que tampoco se aproblema con la igualdad de razas. O a su papel de agente del Mossad, el servicio secreto israelí, en La deuda, thriller donde bajo la dirección de John Madden compartió protagonismo con Helen Mirren y Sam Worthington.

Otros proyectos

"Siempre termino eligiendo roles en los que me da un poco de miedo que termine avergonzándome de mí misma o falle. Pero eso te da un golpe extra de adrenalina", le aseguró a The Telegraph sobre la forma en que ha elegido sus películas, desde que en 2004 saltara desde el teatro al cine.

Y si para la actriz el 2011 fue un año de reconocimientos, el 2012 se vislumbra como el de su consolidación, con proyectos de los más variados géneros y junto a conocidas figuras de Hollywood. Entre estos se cuenta la cinta Wettest county, de John Hillcoat (La carretera), que aborda el contrabando de alcohol en la Virginia rural de la época de la Gran Depresión en Estados Unidos. En el drama, que cuenta con un guión adaptado por el cantautor australiano Nick Cave, la actriz comparte roles con Shia LaBeouf y Tom Hardy. A éste se sumarán Tar, donde ocho directores reviven la vida del poeta C.K. Williams, con actores como James Franco y Michelle Williams, y la próxima película de Malick, aún sin nombre, sobre un sujeto que se reencuentra con una mujer de su pueblo natal, luego de su quiebre matrimonial.