Preparativos, globos y serpentinas para celebrar el primer año de vida de María José Paredes, sin embargo, para Jéssica Navarrete, su madre, no todo es felicidad. El último año tuvo que enfrentar la noticia de que sus hijas recién nacidas eran siamesas, múltiples operaciones para lograr separar sus cuerpos y una última que terminó con las fuerzas de María José, la mayor de las hermanas.
Jéssica no se cansa de repetir que la "Jose" cuida a su gemela desde el cielo.
Al momento del parto, en el Hospital de Villarrica, ¿cómo enfrontó la noticia de que eran siamesas?
Me preguntaba cómo no habían podido ver tantos problemas con los que venían. Yo me enteré de todo al momento del parto. Además de decirme que mis hijas venían pegadas, con los días te enteras de más cosas. Venían con sus piernecitas pegadas, con problemas al corazón. Tenían un hígado, un colon...
Como familia, ¿cuál es el momento más complejo que han vivido en este último tiempo?
Yo creo que lo más difícil es ver cuando ellas nacieron, Me acuerdo que nos abrazamos con mi marido y le dijimos al Señor que se las llevara, que se las llevara, porque no queríamos que ellas sufrieran. Con el dolor de nuestra alma, porque nosotros queríamos tener otra guagüita. La habíamos planificado y estábamos todos contentos cuando supimos que eran gemelitas. Por eso se las entregamos a Dios, pero El quiso que ellas lucharan.
¿Qué le dijeron los médicos ante las operaciones que debían enfrentar sus hijas?
Que había posibilidades de que vivieran, pero también de que murieran las dos o que muriera una. O las operaban o mis hijas se iban a morir igual, porque ellas venían con muchos problemas. No podían pasarse la vida en esas circunstancias, pegadas, o sea, se iban a morir igual. Imagínate, la María José tenía muchos problemas al corazón, si le daba un paro cardíaco, se iba a ir la Pacita también. Así que ni siquiera lo pensé.
Cómo fue el momento en que falleció María José.
Yo estaba ahí, con ella. Después que la operaron nunca estuvo bien. No nos separábamos de ella. Ella tuvo muchos paros y cuando los doctores ya vieron que estaba muy mal, nos avisaron y nos dejaron con ella hasta que falleció. Estuvimos con ella cuando se agravó y hasta el último momento nos dejaron solitos para que disfrutáramos a nuestra hija, y se fue. Estábamos los tres y la María Paz en otra camilla al ladito.
¿Para una madre , cómo es afrontar la muerte de una hija?
Todavía me tiene mal, depresiva. Ella igual ocupó y ha ocupado siempre mi corazón. Yo pensé que las dos iban a lograr sobrevivir y siempre tuve la esperanza de llevarme las dos a la casa. Vinieron mis hijos, mi marido, y entre los cinco nos aferramos y salimos adelante. No te niego que esto ha sido difícil, ahora asumí que la María José se fue, me costó, pero ahora me queda mi Pacita, por ella tengo que seguir luchando.
¿Qué es lo que espera ahora para María Paz?
Que se recupere y me la pueda llevar al sur. Sacarla de este aire contaminado. Mi hija está mucho mejor, vieron el injerto, ahora falta lo del tórax y, bueno, más adelante lo de la piernecita. Tienen que operarle la cadera para arreglarle bien la pierna, porque ella no está bien. Por lo menos el injerto está funcionando, eso era lo más grave, que cerrara su herida.
¿Qué le dice el equipo médico?
Ellos están contentos, porque están sacando adelante a la María Paz. Lo más grave ya pasó y ahora sólo quiero llevármela, eso es lo principal ahora. Que ella comience a recuperase, sentarse y verse, porque ella siempre ha estado acostadita, lo más grave ya pasó.