Sabía de nudos y cordeles. Los hacía como nadie. A su primera víctima la estranguló con un firme y asfixiante lazo que hizo con su propio sostén. Así mismo se liquidó, anudándose los cordones de los zapatos y el elástico del buzo. Fue en una celda de la prisión de Graz-Karlau, ubicada en Graz, la segunda ciudad más grande de Austria. La urbe natal de Arnold Schwarzenegger.
El austríaco Jack Unterweger, uno de los asesinos en serie más atípicos del siglo XX, es el personaje central de la obra que John Malkovich presentará en Chile, por única vez, el próximo martes 4 de septiembre, a las 21 horas. La pieza, escrita y dirigida por Michael Sturminger, se llama La comedia infernal y tiene a un sólo actor en escena: John Malkovich. Junto a él hay dos sopranos y, además, una gran orquesta barroca. Las cantantes hacen de víctimas y la agrupación simula todo el clima dramático de la obra. Malkovich, se entiende, es Unterweger, un criminal hijo de una prostituta austríaca y un soldado estadounidense, nacido en 1950. Su nombre de nacimiento fue Johann. Lo de Jack vendría después.
Unterweger se crió a los golpes con su abuelo ultraviolento, lejos de su madre (presa por fraude) y echando las raíces del mal ya a los 16 años, cuando cayó preso por intimidación sexual en 1966. A los 26 le dieron 14 años por el asesinato de la alemana Margaret Schäfer. Pero en el intertanto, además, fue un escritor de cierta popularidad y una figura en Europa.
¿Por qué? Porque el austríaco fue un tipo que despertaba simpatías. Entre el pueblo austríaco y entre los intelectuales. Mientras estuvo preso desde 1976 a 1990 escribió cuentos, poemas, obras teatrales y hasta una autobiografía llamada Purgatorio: un viaje a la prisión, que fue llevada al cine. Se supone que algo había cambiado en Unterweger. Se estimaba, por algunos medios de prensa y por la escritora y futura premio Nobel Elfriede Jelinek, que estaba "reformado". Clamaron por su libertad, lo lograron y Unterweger salió. Le decían "Jack el Escritor" y fue una celebridad en televisión, en ferias de libros y firmando autógrafos. El resto fue la historia cruenta de su recaída. De los 11 homicidios con respectivas violaciones que lo llevaron de vuelta a la cárcel. Ahí se suicidó, en 1994.
El actor John Malkovich viene presentando esta obra desde el año 2008. Es un proyecto de especial predilección, del que dice: "No creo que para él matar fuera más raro que caminar por la calle. Estos tipos creen que pueden hacerlo todo y que son muy listos para ser atrapados. Y algunos se dicen a sí mismos: 'OK. Salí de la cárcel, soy una celebridad, he estado en la televisión y, ¿saben? Voy a hacerlo de nuevo. Voy a matar a alguien'".
Unterweger se dedicó a liquidar exclusivamente a mujeres, con las que tenía una especial llegada. Para Malkovich, la razón es simple. "Este hombre se transformó en alguien famoso cuando salió de prisión y eso lo hizo atractivo para algunas mujeres. Además, era bien parecido, como el estadounidense Ted Bundy (otro asesino serial, contemporáneo de Unterweger), y eso hacía que las chicas se le acercaran. Atracción por el peligro", explica.
La atención mediática generada por "Jack el Escritor" es uno de los atractivos de la pieza de Sturminger. Malkovich, quien tiene tradición actuando en teatro desde que fundó la compañía Steppenwolf en Chicago, en los 70, lo expresa así: "Muchos pensaron que se había redimido en la cárcel, que gracias a la persuasión política de ellos debía ser liberado. Y otros estaban seguros de que no estaba reformado y eso también tenía que ver con sus ideas políticas. Pero lo que pasa es que nadie puede adivinar lo que alguien piensa y es capaz de hacer. Esto es parte de la condición humana".
El monstruo de Graz
Cuando la obra se estrenó en Viena, las críticas hablaron de una suerte de Hannibal Lecter con música barroca de fondo. También del monstruo de Graz. Pero para John Malkovich el asunto no es tan tétrico. Es más, para el protagonista de ¿Quieres ser John Malkovich? hay algo de diversión en hacer de asesino serial.
"Finalmente tengo la posibilidad de interpretar a un tipo malo, uno muy malo. Y eso es algo que me gusta mucho. Sin llegar a decir cosas tan frívolas como que es terapéutico, esto es como un muy buen ejercicio. Es como ir a un gimnasio emocional", argumenta.
Y sobre las críticas que hablaban de una visión glorificadora de Unterweger, Malkovich clarifica: "Yo no juzgo. Es el público el que dictamina. Lo que nos interesa es mostrar qué pasa con esta persona después de salir de prisión. Y lo que sucedió es que Unterweger salió de la cárcel en su traje blanco, encantador, gastando bromas, con actitud infantil. Y en la obra, la gente se ve en principio atraída por él, pero luego van captando a otro personaje. Yo creo que eso fue lo que les sucedió a varios austríacos. No lo estamos glorificando. Lo que hacemos es mostrar a veces la cara humana de un monstruo".







