Jorge VI nunca quiso ni tampoco esperó convertirse en rey. Inseguro y extremadamente tímido, fue un hombre que luchó durante su vida contra un tartamudeo nervioso. Ocupó el trono de forma sorpresiva, luego de la abdicación de su hermano en 1936, y debió asumir un cargo para el que nunca fue entrenado. Su historia fue retratada en la película The king's speech (El discurso del rey), que se estrenó el jueves en el país. Su hija la reina Isabel II ya le dio su aprobación y, según informó, Buckingham Palace, la calificó de "emotiva".
Alberto Federico Arturo Jorge nació el 14 de diciembre de 1895. Una fecha complicada para la familia real, porque justo era el aniversario de la muerte de su bisabuelo, el príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria. Ella, que en un principio estaba triste por la coincidencia, le tuvo luego gran cariño al príncipe Jorge e incluso llegó a decir que su nacimiento había "roto la maldición de esa poca afortunada fecha".
Su padre, el rey Jorge V, fue un hombre severo. El estricto régimen en el que fue educado determinó la personalidad del pequeño, quien tenía un sentimiento de abandono y falta de mérito. Incluso, fue forzado a escribir con la mano derecha, pese a haber nacido zurdo y en sus piernas debía llevar tablillas para enderezar sus rodillas. A los 13 años fue enviado a la escuela naval, donde sufrió de la burla de sus compañeros y llegó a participar en la I Guerra Mundial como oficial en la batalla de Jutland en 1916. Debido a su timidez y a la fuerte figura de su hermano, Jorge prefería pasar más tiempo en el campo, que en la vida social.
Pero en un baile en 1920, conoció a la sociable Isabel Bowes-Lyon, hija de un aristócrata escocés. El joven se sintió muy atraído hacia ella, la cortejó durante dos años e incluso le propuso matrimonio en dos ocasiones antes de que ella aceptara. Así, se casaron en abril de 1923. Su hija mayor, la actual reina Isabel, nació tres años más tarde y en 1930 nació la princesa Margarita.
Pero su tranquila vida familiar no duró por mucho tiempo. El rey Jorge V murió repentinamente en 1936 y, Eduardo, su hijo mayor ocupó el trono. Sin embargo, menos de un año después Eduardo renunció al trono para poder casarse con Wallis Simpson, una estadounidense divorciada. De improvisto y sin preparación alguna, Jorge asumió el reinado ad portas del inicio de la II Guerra Mundial.
El soberano ganó rápidamente el respeto de la iglesia y de la gente. Uno de sus primeros actos fue hacer un discurso radial, transmitido en todo el imperio, en el que prometió que él y su esposa estarían con sus súbditos en los días difíciles que se avecinaban. Cuando los alemanes bombardearon Londres entre 1940 y 1941, el rey y su familia decidieron permanecer en la ciudad y seguir con sus labores.
La actitud del rey sirvió de inspiración para los británicos para soportar la guerra. El hecho de que tanto él como su esposa vivieran al igual que el resto de la gente esos duros momentos hizo que el pueblo le tuviera un gran respeto. Su hermano, en tanto, permaneció ese tiempo junto a su familia en Bahamas.
La actitud de Eduardo, quien simpatizó en un principio con Hitler y se mantuvo ajeno a la difícil vida que llevó su hermano debido a la guerra, generó gran resentimiento en Isabel, quien incluso lo culpó por las complicaciones de salud que el monarca comenzó a enfrentar. Producto de un cáncer al pulmón, Jorge VI murió mientras dormía a los 56 años, el 6 de febrero de 1952.