José Daniel Carreño Izquierdo llegó a dirigir a Palestino de forma silenciosa para el currículum que tiene. En 1988, como jugador, fue campeón de la Libertadores y de la Intercontinental con Nacional de Montevideo.

Pero esa no es la divisa que más lo identifica. Se formó como delantero y técnico en Montevideo Wanderers. Como DT debutó en 2000, año en que el club estaba en Segunda División. Pero logró ascender de inmediato. "No es un club que merezca estar en Segunda", dice. Al año siguiente lo llevó a la Libertadores, luego de 14 años.

En 2002, "traicionó" sus colores y sacó campeón a Nacional. De ahí se fue a LDU y Deportivo Cali, y tuvo regresos al "Bolso" y sus queridos "Bohemios" (en dos ocasiones), desde donde llega hasta La Cisterna con la promesa de que con una fórmula "agresiva" puede levantar al humilde Palestino.

Su forma de ser lo grafica un episodio que vivió recién arribado a Santiago. Apenas pisó el país, un dirigente tricolor le entregó un celular. "Lo miré y le dije: 'No pedí esto'. Pero me di cuenta que la cosa de los teléfonos es de locos acá. Pero yo no necesito de eso, así es que si me llamas no te enojes si no te contesto", advierte.

Cuando se fue Gustavo Benítez, Palestino quería un cambio radical. ¿Qué le quiere impregnar al equipo?

Me gusta el juego ofensivo, agresivo en la parte física, tener un grupo fuerte en lo anímico y que tenga en mente ir en busca del arco rival. Eso es en teoría, porque en la práctica hay que ver si los jugadores entienden o si tenemos jugadores preparados. Mientras se dé, seremos un equipo agresivo.

¿Qué sistema le gusta?

Esa es la pregunta que nos hacemos todos los técnicos. Si los jugadores se adaptan al DT o el entrenador, a los jugadores que tiene. Mi sistema madre es el 3-4-1-2. Si encontramos los hombres ideales, lo utilizaremos.

¿Qué le pidieron al llegar?

Que Palestino tuviera un estilo. Luego, que fuera ofensivo. El resultado, de aquí en adelante, es muy importante, pero no la única opción. Aquí no se puede hablar sólo de resultados, porque nos frustraríamos rápido. En este club no sólo se puede trabajar eso. Manejaremos el rendimiento como objetivo principal y, a través de eso, los resultados. Lo que más me recalcaron es que querían ver a un equipo ofensivo y protagonista. A eso estoy abocado.

¿Qué idea tenía de este club?

No sabía mucho de él. Lo que me atrajo es el fútbol que están exhibiendo Chile y los clubes. Individualmente, también. La calidad de los jugadores que hoy están en Europa. Todos en equipos grandes, haciéndolo bien. La motivación es esta ciudad y un equipo de proyección como al que llegué.

¿Alguien lo recomendó?

Fui compañero de Claudio Borghi y amigo de Ivo Basay. Es una gran persona, lo queremos mucho en Uruguay. Tengo otros colegas que han estado acá y me hablaron bien de Chile. Pero lo que más me atrajo es trabajar con jóvenes, motivar a los de casa y que tengan su oportunidad. Me encontré con un club en progreso.

Entonces sabe lo que está pasando con el Colo Colo de Basay...

Vi sus dos últimos partidos y me quedó la sensación de que no mostró un juego atildado. Más bien, exhibió confusión. Pero hay una razón para eso: heredó un plantel que no formó. Pero, la verdad, es que no me gustó su funcionamiento.

Llega en un momento particular a Chile. La "U" muestra un fútbol especial y ganó su primer título internacional. ¿Qué le parece?

La "U" es un poco lo que queremos todos: mostrar un trabajo como el del colega Jorge Sampaoli, a quien le envío mis felicitaciones. Hay hasta una envidia sana, por supuesto. No soy un tipo envidioso, pero sí a todos los entrenadores nos gustaría estar en la piel de Sampaoli ahora. Mis felicitaciones, porque eso es a lo que apuntamos. Nosotros lo vemos de afuera, vemos lo de (Marcelo) Bielsa y lo de Borghi en sus inicios. Aunque ahora ha tenido un poco de dudas, confiamos en que es un buen entrenador. Agresivo también, de buen juego. Todo suma a favor de Chile. Lo de la "U", lo que mostró Colo Colo hace algunos años, lo de los jugadores en Europa.

¿Qué le promete al hincha?

Trabajo, pasión, adhesión y honestidad. Ojalá que a todo eso le sumemos resultados y buen fútbol, porque así nos podríamos quedar un año más, ¿no?