"Enfrentar el tema del hambre, de la miseria extrema, la inseguridad política, el impacto del cambio climático sobre la producción de alimentos, asegurar la disponibilidad de agua en muchos países, incluido Chile en estos momentos, y hacer iniciativas para que la población más pobre de los países no continúen rezagados". Esos son los desafíos que el director general de la FAO, José Graziano, quien lleva un año en su cargo, se ha planteado en su mandato. En conversación con La Tercera, el ex ministro brasileño destacó los programas de América Latina para combatir la hambruna.
¿Cuál es su evaluación de los programas implementados en América Latina para combatir el hambre?
América Latina es la región que ha mostrado el mejor desempeño en la reducción del hambre. De una población total de 600 millones de personas, tenemos hoy cerca de 50 millones en situación de hambruna, eso corresponde a un 9% y es una de las más bajas sumas que verificamos en todo el mundo. Además, es la única región que ha logrado implementar políticas de seguridad alimentaria.
Usted fue responsable del programa Hambre Cero en Brasil. ¿Qué lecciones pudo sacar de esto y cómo se pueden aplicar ahora?
Nosotros empezamos Hambre Cero en un contexto distinto al que tenemos hoy. Las lecciones que hemos aprendido es que sí es posible hacerlo rápidamente y a un costo perfectamente asimilable. El programa, cuando llegamos a su implementación máxima, costó menos de 0,5% del PIB de Brasil, lo que es algo elevado, pero perfectamente asimilable por los beneficios que ha traído, como capacidad de resistencia de la población en los momentos de crisis y la disminución de los bolsones de pobreza absoluta. Creo que se compensa como inversión, ese es el mejor aprendizaje. Porque esos programas sociales no se pueden ver solamente como gastos.
¿Cómo han afectado los problemas en Africa en la seguridad alimentaria?
Nuestra organización tiene un rol muy activo en Africa. De esta forma, hemos constatado que la emergencia de los conflictos de los países árabes, con la Primavera Arabe, hasta esos conflictos que estamos viendo en Sahel, la región semiárida de Africa, tiene mucho que ver con la inseguridad alimentaria presente ahí. Lo que hemos hecho es estar presentes en foros, cumbres, para llevar el mensaje de la importancia que es poner la atención sobre el tema del hambre y la seguridad alimentaria.
La quínoa fue elegida como el alimento del año. Sin embargo, un reporte del diario The Guardian señaló que su precio se ha elevado en el último tiempo por el consumo en los países desarrollados, al punto que será difícil que los países andinos, donde es un alimento esencial, puedan costearlos. ¿Cómo piensan enfrentar esta situación?
El impacto de ese precio es a nivel internacional, ese es el precio que se paga en el mundo desarrollado, donde es un bien de lujo, es un producto gourmet, no es un alimento básico. Sólo es un alimento básico en los países del altiplano y ahí no han subido de esa manera. Hay una mayor demanda por el producto y eso va a estimular la oferta. Es una buena señal que hayan subido los precios, porque va a favorecer que otros países se dediquen a su cultivo.