Es una de las epopeyas rockeras más notables del último tiempo y tuvo su estreno formal en Chile. El grupo Journey llegó hasta la edición 2008 del Festival de Viña del Mar y debutó con el vocalista Arnel Pineda (43), cantante de origen filipino descubierto por YouTube y que, sólo unos meses antes, se ganaba la vida en bares con una banda tributo precisamente a los hombres de Lights. Con el nervio tallado en la cara y luego de sortear problemas de visa en Pudahuel, Pineda ofreció una performance notable y, con los meses, su pequeña figura se acrecentó con un nuevo álbum de Journey, Revelation, que alcanzó disco de platino en EE.UU. y rasguñó los lugares de avanzada del ranking Billboard. Tour por dos años y una nueva vida que le permitió invertir en una casa de varios pisos, un bar en su ciudad natal y hasta una fundación para ayudar a niños de la calle.
Con ese estatus, Pineda y Journey vuelven al país donde se inició todo: uno de los conjuntos más representativos del AOR (Adult Oriented Rock) -el sonido característico de los 70: bandas nacidas en el rock duro, pero con evidente vocación melódica- se presentará el próximo 26 de marzo en el Movistar Arena. Con el cantante asiático viene el mismo contingente que pasó hace tres años por Chile y que también dio un show junto a Earth, Wind & Fire y Peter Frampton en San Carlos de Apoquindo: el baterista Deen Castronovo, el tecladista Jonathan Cain y dos históricos, el guitarrista Neal Schon y el bajista Ross Valory. Las entradas salen a la venta a partir de mañana por Feriaticket y sus precios (sin cargo por servicio) son de $19.000 (tribunas); $ 23.000 (platea alta); $ 32.000 (platea baja central); $ 40.000 (platea baja); $50.000 (silver); $ 60.000 (golden); $70.000 (platinum) y $ 80.000 (diamante).
Aparte de retornar al país que marca el comienzo de una suerte de segundo tiempo de gloria, el conjunto se reencontrará con una fanaticada histórica, la misma que en 2008 repletó la Quinta Vergara -fue una de las noches más vendidas de ese certamen- y que no podía creer la similitud vocal de Pineda con Steve Perry, el más reconocible de los cantantes que ha rotado en la trayectoria de la banda formada en San Francisco. Incluso, en el país existe un conjunto tributo, Frontiers, alzado como uno de los mejores créditos del circuito de replicantes.
Pero el arribo de Pineda y las nuevas canciones no son el único reimpulso asestado por el quinteto. Uno de sus himnos, Don't stop believin', se ha convertido en una de las versiones más características de la serie Glee, cuyos personajes la interpretan en su primera temporada y en un episodio bautizado como Journey. La alta rotación del tema ha arrojado millonarios ingresos para la banda, que ya prepara una nueva producción para este año, como una forma de aprovechar la resurrección de una carrera que, en su última parte, parecía condenada a la indiferencia.