Si Los momentos, el disco que Julieta Venegas lanzó en 2013, se presentaba en sociedad con un primer single cargado a los sintetizadores y las baterías programadas como Tuve para dar, para su más reciente trabajo de estudio, Algo sucede (2015), la cantautora mexicana escogió como primer sencillo Ese camino, tema nominado al Grammy Latino de pegajoso estribillo romántico y sustentado en la guitarra acústica y el acordeón que por años ha acompañado a la artista.
Lo que a primera vista podría interpretarse como una vuelta al sonido de sus primeras entregas, en realidad se acerca más a un cierto balance estilístico. Y es que para su séptimo álbum solista, la ex Tijuana No! combina con soltura las diversas facetas de su prolífica carrera, en 12 nuevas canciones donde caben las baladas al piano y sus clásicas rancheras de vocación pop, como también los sintetizadores y cierto aire a la new wave ochentera, algo que ya había explorado en su álbum anterior (y que en parte explica su cercanía con colegas como Ale Sergi de Miranda! o el chileno Alex Anwandter).
Algo similar ocurre con los mensajes de este álbum, grabado entre México y Buenos Aires, cuyas letras van desde los temas confesionales y recuerdos del pasado (Ese camino, Esperaba) hasta visiones personales de la crisis y las desapariciones de personas que afectan a su país (Explosión, Una respuesta).
"Yo nunca veo los discos como un regreso. Cada uno es su propio punto aparte, cada disco es para mí un empezar desde cero", se apura en aclarar la autora de Limón y sal, que este mes regresa a Chile para presentarse en tres escenarios distintos: primero, en un ya completamente agotado concierto en el teatro Nescafé de las Artes, el jueves 22, seguido de un show en el casino Enjoy de Rinconada (viernes 23), para rematar el sábado 24 con una actuación gratuita en el Parque Bicentenario, en el marco del Festival Internacional de Innovación Social 2015 (fiiS).
En todas estas presentaciones, Venegas aprovechará de mostrar las canciones de su nuevo trabajo junto a su banda de seis músicos, y de paso, refrescar su longeva relación con el público chileno. Una que a estas alturas define como "familiar". No por nada la cantautora escogió a Santiago y el D.F. mexicano para presentar su último disco, antes de empezar la gira oficial de Algo sucede en 2016.
"Siento algo muy permanente con Chile, al menos por mi lado. Tengo una larga amistad con Chile, tanto en el ámbito personal como en lo que respecta a mi carrera. Es un público muy eufórico, cariñoso y entregado. Además, tengo muchos amigos que he hecho a través de los años, tengo admiración por muchos músicos de allá. Pareciera que están como en ebullición constante, sacando discos maravillosos... es un lugar siempre interesante para ir", asegura la solista de 44 años.
¿Cómo fue el proceso de trabajo para sacar Algo sucede?
A mí más que nada me gusta hacerme el tiempo para desarrollar la composición, que es como la esencia de cada disco. En ese sentido, necesito un tiempo frente al piano y después empiezo el proceso de grabación, de ver la instrumentación. Siempre hago una primera etapa sola, haciendo demos y luego me empiezo a juntar con los productores con los que quiero trabajar, que en esta ocasión fueron Yamil Rezc y más adelante se sumó Cachorro López. Se armó un equipo de gente con la que había trabajado antes y en este disco como que yo hice de puente entre los dos.
Decía que no ve este álbum como un regreso al sonido de discos anteriores. En ese sentido, ¿cree haber encontrado un equilibrio estilístico en este nuevo trabajo?
En cada nuevo disco el sonido lo defino yo, pero no es algo que tenga muy definido de antes de empezar a trabajar, más bien voy haciendo lo que me piden las canciones. Es algo muy intuitivo, no tengo un concepto de antes sólo se va armando en el camino.
¿Lo mismo corre para las letras de las canciones? En Algo sucede hay escenas autobiográficas pero también mensajes sobre las desapariciones en México.
Por eso me doy mucho tiempo para escribir, porque no me gusta ni frenarme ni decir "tengo que escribir sobre esto o sobre esto otro". No tengo una lista de temas que tengo que cubrir, dejo un poco que fluya, escribo sin parar y así van surgiendo las canciones. Y siempre escribo desde lo emocional, tanto las canciones más confesionales que tengo como también las que tienen que ver con México, que son más explícitas sobre sus problemáticas.
A poco más de un año de la desaparición de los 43 estudiantes en la ciudad de Iguala, ¿siente cierta obligación de alzar la voz sobre este tema?
La verdad no me siento obligada como artista a dar una opinión al respecto, sino que me siento afectada como persona que vive en este país. Me duele, y mi manera de expresar eso es hacer una canción como Explosiva o Una respuesta. Creo que todos tenemos la obligación, como personas conscientes y ciudadanos pensantes, de no estar desconectados de lo que pasa, pero no creo que eso tenga que ver con algo artístico. Si te nace lo haces, si no, no lo puedes forzar, porque termina afectando el resultado estético.